septiembre 01, 2024

BELLAVISTA: HISTORIA


 ORIGEN

El Corregimiento de Bellavista surgió por el año de 1940, inicialmente perteneció a la jurisdicción de Fundación, y desde la creación del municipio de Algarrobo pertenece a éste (1999).

Algunos manifiestan que Bellavista fue poblada por Plácido Yance, otros que por Manuel María Villero González. Los más acertados expresan que los primeros fueron Julia Santana, Josefa Torres y Plácido Yance; que Manuel María Villero González (Guajiro) llegó tiempo después procedente de Algarrobo montado en un burro.

En 1947 a Bellavista, siendo corregimiento de Fundación, lo habitaban 10 familias, y en el año 1980 llegó a tener 377 casas, unas 600 familias, equivalentes a 2,668 habitantes.

PATRONO


El patrón de Bellavista es San Luis Beltrán, el frayle español de la orden de los dominicos que ejerció su ministerio de Tenerife, Magdalena. Su fiesta litúrgica se celebra el 9 de octubre. Con ocasión de esta conmemoración los habitantes de Bellavista acuden a los fanangos populares, a la Corraleja, la cabalgata, al reencuentro de los que se han ido... y por supuesto a celebraciones religiosas.

Su fiesta patronal se celebra habitualmente del 9 al 12 de octubre; era la época más esperada del año para propios y visitantes que gozaban y bailaban los cuatro días. Sus habitantes se pavoneaban orgullos cuando por la radio más escuchada de la época Radio Libertad, se hacía el despliegue publicitario de sus fiestas en el espacio radial la "Rapsodia Vallenata" que dirigía Rafael Xiqués Montes con su grabado anuncio que a diario por las mañanas todos escuchaban: - “Toros, toros, toros en Bellavista Magdalena, con hermosos ejemplares de la hacienda de Sinforiano Restrepo; Bellavista los espera del 9 al 12 de octubre”-. Era una emisora ​​de amplia sintonía en toda la costa lo que atraía a personas de muchos lugares.

Algunos de los toros que llegaron a Bellavista dejaron leyenda por su casta y bravura como el recordado "Mata siete", el cual los manteros respetaban por lo que las recompensas eran altas para el que lograra sacar unos mantazos; otros fueron anecdóticos como los toros que para una fiesta envío Orozquito el hermano de Anays Orozco, tan mansos y sin bravura que la gente entraba a la corraleja y los agarraban por los cachos o por la cola sin que se inmutaran, esa corrida fue un fiasco y hubo que mandar a buscar otros.

La corraleja fue parte fundamental de la fiesta de octubre, complementaria al fervor religioso, cultural y también a la dinámica económica que generaba para los del pueblo y algunos visitantes; era uno de los espectáculos más esperados de las fiestas; por las tarde todos se arreglaban para ir a verlos. El escenario natural para las corralejas era la plaza, sin embargo, en algunas épocas se construyeron en otros sitios como el año que hizo en la vía de salida a la Loma del Bálsamo frente a las casas de Serafina y de la familia Orozco; era un espectáculo que unía a todo un pueblo.

Los toros eran suministrados por algunos ganaderos de la región que tenían vínculo comercial o sentimental con el pueblo como Sinforiano Restrepo, los hermanos Toño y Granito Andrade, Domingo Rueda, entre los más recordados; allí llegaban de otras zonas manteros y garrocheros que realizaban su trabajo a caballo oa pie atraídos por los premios que ofrecían por las arriesgadas faenas que hicieron historia; en todo caso al pueblo llegaron manteros de mucha experiencia, algunos se decía secreto tenían para enfrentar al toro y también no faltaban los borrachos perniciosos que se metían a la corraleja y, por lo general, salían mal librados. También llegaban banderilleros o garrocheros y especialistas en esquivar y saltar los toros lo que hacía llamativo cada corrida.

Además de las corralejas, se podía encontrar en la fiesta, atractivos juegos pirotécnicos además de los exóticos juegos como la cucurubá con su máximo exponente Ricardo Gutiérrez; Llegaban también la ruleta, la vara de premio, la puerca pelá, entre otras, y por las noches la tradicional quema de castillos en la plaza, la bola de candela y la vaca loca.

La fiesta de octubre era un momento propicio para degustar las más creativas delicias que no se podían saborear en otra época del año, por lo tanto, eran muy esperadas por todo el pueblo; allí se podía encontrar raspaos de todos los sabores con leche condensada y los helados de conos comestibles que fabricaban y vendían los hermanos Ernesto y Humberto dos foráneos pero muy conocidos que llegaban a Bellavista en época de fiesta; Se acostumbraban a hospedar en la casa de Rosa Rosellón. Cómo no había luz eléctrica en sus inicios, los bloques de hielo con que se hacían los helados los conservaban en cascarilla de arroz, esa era la nevera antigua para los negocios que manejaban productos fríos.

Dentro de las curiosidades anecdóticas en las fiestas se recuerda un personaje muy querido en el pueblo que compraba piezas completas de tela para hacer los vestidos de sus doce hijos y su mujer, dado que así le resultaba más económico y todos podían estrenar; en cierta ocasión compró una pieza completa de tela de flores con la cual vistió a toda su familia; cuando salieron a ver los toros a la plaza, la gente en la corraleja murmuraba en voz alta, “allá viene la Batalla de Flores”.

Bellavista era un pueblo esencialmente religioso con predominio de la religión católica. En su fiesta se desarrollaron actividades muy atractivas y divertidas. San Luis Beltrán, su santo patrón, era paseado por las calles principales del pueblo en una procesión concurrida el día principal, generalmente el 10 de octubre; sus habitantes salían a las calles principales o se asomaban a las ventanas para verlo pasar. Ese día era muy hermoso el despertar del alba a las 5 de la mañana con el desfile de devotos en medio de la oración del padre, el canto de los fieles, el sonar de cohetes y de la música de viento.

La misa en su honor se celebraba en sus inicios en la iglesia ubicada en la plaza principal, años más tarde se hacía en el colegio del mismo nombre cuando no se contaba con iglesia y por último, en la iglesia construida en una de las esquinas de la plaza. Los bautizos se hacían solo en la fiesta patronal del pueblo, dado que para la época era cuando el sacerdote proveniente de Algarrobo o de Fundación llegaba a ofrecer la eucaristía acostumbrada. El sacerdote más recordado fue el padre Jesús Emel Arévalo cuya paciencia y tolerancia no eran sus mayores virtudes.

Otro momento igualmente esperado en el pueblo era la apertura de las casetas, siendo el escenario más congregado de la temporada, donde bailaba desde el más pequeño hasta el más veterano. Las casetas más reconocidas fueron El Cafetal, la caseta de Manuel María Villero, la caseta Central de Juana Villero e Isabel y hubo un año que funcionó la caseta "Nido de Amor" frente al billar de Zabaleta; en el Congreso hubo también en cierta época, especialmente para los carnavales con sus respectivos reinados.

En estas casetas se presentaban los conjuntos vallenatos de la época que alternaban algunas veces con bandas papayeras; solían funcionar solamente en las fiestas patronales, a finales de diciembre, principios de enero y en los carnavales, lo que las hacía más atractivas y ansiosamente esperadas.

VÍA ANTIGUA

Para llegar a Bellavista se debía tomar en el antiguo camino que de Fundación conducía a Valledupar. Esta primera vía, que era detapada, salía de Fundación por el primer camino que conducía a Santa Rosa de Lima, el cual atravesaba todo el poblado, luego se pasaba por el peligrosa siete vueltas, que comunicaba con el caserío el Venticinco, seguidamente al puente de la quebrada "El Congreso", hasta llegar a Bellavista.

De Bellavista pasaba rumbo al río Artiguaní, Colonias de Chimila, luego Caracolicito, seguidamente a El Copey, Las Pavas, Alto de Minas, Las Mercedes, Los Venaos, Valencia de Jesús y finalmente Valledupar. Esta vía es de 1932.

En este primitivo recorrido vial no aparece Loma del Bálsamo, pueblo que se consolida cuando en 1977 se inaugura la "Autopista del Caribe". Carretera pavimentada que dejó por fuera a Santa Rosa de Lima, Bellavista, Caracolicito, siguió directo a El Copey y Bosconia, y dejó abandonado el antiguo acceso de Bellavista.

EL CONGRESO

Puente de la quebrada "El Congreso" construido en 1933.

El congreso es el nombre de una quebrada que cuando se dan grandes precipitaciones en las estribaciones de la Sierra nevada hace estragos en su cauce. Allí existía un caserío con el mismo nombre de la quebrada: El Congreso. Precisamente este poblado fue abandonado por las inundaciones de esta cuenca.

En el año de 1933 se construyó el puente de la quebrada El Congreso. Lo que indica que este antiguo caserío existió primero que Bellavista.

LAS COLONIAS DE CHIMILA

Muchos habitantes de Bellavista, cultivaban en las tierras aledañas a un antiguo caserío llamado "Las Colonias de Chimila". Pueblo ubicado en la antigua vía entre Bellavista y Caracolicito.

TELECOMUNICACIONES  

En el rápido crecimiento inicial de Bellavista influyeron varias razones, entre ellas aspectos claves que facilitaron su desarrollo como lo fueron las telecomunicaciones y su ubicación geográfica. 

En esos años al tener el privilegio de que sus calles eran lo que algunos de los mayores llaman "la cruz del progreso". Por Bellavista pasaban dos vías que formaban una Cruz, generándose cuatro salidas o entradas que dinamizaban su economía: la vía Fundación-El Copey y la vía Algarrobo-Sacramento, esto permitía un flujo de comercio muy activo. La estación era el punto de encuentro de estas dos vías y eje comercial. Por esa razón Bellavista, a pesar de ser un pueblo joven, alcanzó un nivel de desarrollo por encima de los pueblos vecinos, a ella llegaban con mucha frecuencia personas de diferentes partes del país.

Otro aspecto fundamental fueron las telecomunicaciones que colocaron al pueblo a la vanguardia en la región por encima de otras poblaciones. Desde muy temprano, en postrimerías de los años 50s y gran parte de los años 60s, se creó el servicio de telegrafía, la tecnología más avanzada en comunicaciones para la época, que consistía en la recepción y envío de mensajes por medio de señales eléctricas, transmitidas a través de hilos, que luego era decodificada y traducida a texto para la comprensión del usuario destinatario.

Este importante servicio de comunicaciones tuvo su sede inicial al lado de la casa de Gregorio Campo en la vía que conducía a El Copey. El primer telegrafista que tuvo Bellavista fue Juan Valle Villafañe el cual trabajaba en la empresa TELECOM y prestó ese servicio hasta el año 1968 cuando se trasladó a Barranquilla. En la historia y en el ideario de la población quedó registrada la trascendencia de este componente en medio de las limitaciones de la época.

Posteriormente llegó una tecnología más avanzada donde la señal para la transmisibilidad de mensajes se hacía a través de ondas radiofónicas, es decir inalámbrica. Los mensajes se entregaban en un texto denominado Marconi o Telegrama. Fue un medio muy utilizado en la época y se caracterizaba por textos con contenidos muy reducidos dado que su valor estaba determinado por el número de palabas donde el punto y la coma se cobraban como palabas; su contenido era tan resumido que en ocasiones no se contextualizaba la información enviada y en otras no se entendía mucho lo que se comunicaba: “Necesito presencia urgente en casa. Saludos”; “Favorecer maletas alistar. Viaje mañana. Saludos”.

Con la ida de Juan Valle de Bellavista, se dejó de prestar el servicio de mensajes telegráficos o de comunicación radiofónica, sin embargo, se continuó con el servicio de recepción y envío de cartas a través de la extinta empresa ADPOSTAL en la casa del señor Gregorio. . Campo a través de la señora Carmen Orozco Solano esposa de Gregorio Campo y por Hernando Campo su hijo que aprendió radiotelegrafía en Bellavista y luego ingresó a Telecom en 1982. Allí llegaban las cartas enviadas de otros lugares y eran repartidas a los destinatarios por mensajeros generalmente menores. . de edad sin remuneración, solo las propinas que daban por llevar las cartas a sus casas. También se prestó este importante servicio en la casa de Carmen Mercado diagonal a Manuela Medina.

Más tarde llegó la telefonía fija, un sistema más avanzado dado que permitía la comunicación sincrónica entre las personas, es decir, en correspondencia temporal o simultánea, sin las limitaciones de tiempo y espacio. Fue prestado inicialmente por Serafina De La Hoz y posteriormente por Hortensia Álvarez. A pesar de que era un servicio más avanzado, tenía ciertas limitaciones dado que cuando llegaba una llamada externa, la encargada debía enviar un informante a la casa del solicitado y esperar que la persona llegara para recibir la llamada, el que generalmente llamaba colocaba la hora. . para volver a llamar.

Entre 1967 y 1968 construyeron el tanque del acueducto, el colegio blanco San Luis Beltrán y una canchita para el fútbol. Para esa epoca también construyeron la Iglesia, en un terreno donde estuvieron los calabozos de una cárcel que había en la plaza.

FOLCLOR VALLENATO




Era tan exuberante la magia de ese pueblo que se constituyó en atractivo para músicos famosos del momento; Allí solían llegar con frecuencia artistas como Julio de la Osa, Luis Enrique Martínez, Juancho Polo Valencia y Andrés Landero, un sanjacintero que se enamoró y se casó con Ana Lucila Ternera Pabón hija de Torreye. 

También fueron frecuentes las llegadas al pueblo de Julio de la Ossa a tocar en parrandas, allí se enamoró de Chave Andrade a la cual le compuso y grabó una canción titulada “La Flor de Bellavista”, la cual se puede escuchar en la dirección:


Otros protagonistas de la música llegaban ocasionalmente al pueblo como el caso de los Hermanos López y Alejandro Durán.

Los artistas oriundos de Bellavista también jugaron un papel fundamental en el auge de la música que se escuchaba en el pueblo, especialmente la vallenata, marcando un hito en la historia; algunos llegaron a hacer parte de grandes agrupaciones musicales o grabaron álbumes en formato LP comunes en la época.

La ejecución del acordeón, tuvo como máximos exponentes a los músicos Erasmo y Manuel Vega conocidos como “los Pata Pelá” con estilos diferentes en ritmo y notas, siendo este último más notable por la rapidez con que ejecutaba las melodías; otros como Alejandro y Uldarico Pedroza; Juan Camacho y Miguel Fontalvo “Miguelito” hicieron parte de esta historia musical de Bellavista.

También es importante resaltar otros artistas de la música muy talentosos como el cantante y corista Blas Vuelvas que además de grabar un álbum con Abel Fuentes llamado "la Trilogía Vallenata", por muchos años hizo coro en segunda voz al conjunto de Daniel Celedón e Ismael Rudas. . En la siguiente dirección se puede apreciar haciendo coro en la canción "Un día muy triste": https://youtu.be/J5ofUN7RW5Q?si=7qt-pleO1Sxx41ro

Podemos destacar también, como compositor y cantante a Víctor Medina, al grabar un álbum de música vallenata. 

Cómo coristas se destacaron Emildo Yance y Alberto Meza, en la caja Edrulfo y Eusebio Feria y en la guacharaca Luis Vuelvas "churupita". 

Es loable destacar, también, en la música de Manuel María Villero, faceta que desarrolló el pueblo y que posiblemente algunos no tengan relacionados en su imaginario; Logró conformar una agrupación de música papayera especialmente para épocas de fiesta y, además, daba clases de música.  

Dentro de las nuevas generaciones oriundos de Bellavista que se han destacado posteriormente, podemos mencionar a Wilfrido Vizcaino Bolaño compositor, intérprete y cantante, con tres álbumes grabados ("Los hijos de la Nevada", "A otro nivel" y "Vizcaya Mix") y más de 100 canciones compuestas, además, es el único compositor bellavistero que aparece en los registros de SAYCO como socio activo. 

También se ha destacado en la música Andrés Landero Jr. siguiendo el legado de su padre como gran expositor e impulsor de la cumbia con mucho éxito en México. 

Han sido notorios también en el canto Mileida Vizcaino Bolaño grabando un álbum con un grupo de Fundación llamado “Fantasía 2000”. Además, de tres canciones en las producciones de Wilfrido Vizcaino. 

Otro artista destacado ha sido Maribel Rodríguez logrando grabar un sencillo dedicado a las fiestas del Mar en el cual está la canción "Para Santa Marta".

En la composición de canciones se hizo visible Antonio Vizcaíno con la canción "Mañanitas Perfumadas" en el álbum Trilogía Vallenata y recientemente la canción "Hombre desdichado" en el álbum a "Otro Nivel". También alcanzó a destacarse José Vizcaíno Bolaño como compositor de canciones vallenatas.

En el arte de la representación gráfica específicamente la pintura, a pesar de que no fue una actividad generalizada y popular, hubo quienes se destacaron por su talento y habilidad como el caso de Edrulfo Feria y Grimildo Molina. En la elaboración de artesanías con contenido artístico se ha destacado Miguel Medina Blanquiceth.


ECONOMÍA


En Bellavista se destacaron varias actividades económicas de especial importancia.

AGRICULTURA

La agricultura tradicional practicada por la gran mayoría de sus habitantes, más que un modo de subsistencia, era una oportunidad de vida y de ilusión; los cultivos más generalizados eran la yuca, el maíz, ajonjolí, ahuyama, patilla y otros productos de pancoger, fundamento del sostenimiento de los hogares, de la economía local y la comercialización con comunidades vecinas.

Se desarrolló también la agricultura comercial tecnificada a mayor escala como el algodón y el sorgo; el primero, tuvo su edad en los años setenta y fue considerado como el “oro blanco” en razón a que su cultivo permitió a muchos hogares mejorar su calidad de vida dada la alta capacidad de absorción de mano de obra en todos sus trabajos. 

También predominó por décadas el cultivo de café promovido por inmigrantes del interior del país. Era cultivado en la parte alta de la sierra especialmente en Sacramento y Santa Clara. 

Una vez recolectado y despulpado, era transportado en camionetas que bajaban todos los días para luego ser secado en los patios de las casas acondicionadas para tal fin; su comercialización se realizaba a través de la cooperativa de caficultores, cuyas bodegas de almacenamiento y sede administrativa quedaban ubicadas en el barrio el Congreso diagonal al cementerio.

GANADERÍA

Otra actividad fundamental fue la ganadería de grandes extensiones que circundaba su entorno llegando a estereotipar, en cierto sentido, diferencia de clases y otras de poder, sin embargo, era un pueblo donde todos convivían en armonía y tranquilidad. Los grandes ganaderos eran considerados los ricos del pueblo, dentro de los cuales estaban: Gonzalo Gutiérrez, Génito Andrade Olaya y Sinforiano Restrepo; la leche que producían sus hatos generalmente se vendía a empresas procesadoras como COOLECHERA y CICOLAC.

En su área de influencia hubo también medianos ganaderos que vendían la leche a estas empresas, aun cuando en menor escala; su capacidad de producción no superaba las cuatro cantinas o "calambucos" diarios como el caso de Roque Argüello, Mauricio Fuminaya, José Martin Rada y Félix Rodríguez. Sin embargo, la gran mayoría de productores se concentraban en la pequeña ganadería o de subsistencia, tenían pocos animales con o sin tierra y eran los únicos productores de queso de la región para abastecimiento del pueblo y vendedores ocasionales; las pequeñas cantidades producidas de leche no eran atractivas ni rentables para estas compañías, de igual manera, su producción estaba ubicada en sitios de difícil acceso para los camiones recolectores, y en ese sentido, les quedaba solo la alternativa de la transformación en queso de manera artesanal con cuajo de vaca, en pequeñas empletas o envuelto en franelas que lo hacía más natural y demandado; como un derivado de la producción de queso se obtenía un suero que para la época le denominaban mantequilla de color amarillento dada su alta concentración de grasa, ese producto era poco comercializado y dedicado más bien al autoconsumo. 

En esa dinámica de la pequeña producción se encontraban curiosidades como aquellos que teniendo ganado no tenían finca, como el caso de José Patiño que utilizaba la finca más larga de la región, la orilla de la carretera que de Bellavista conducía al El Copey; por su naturaleza era la explotación ganadera más rentable dado que no tenía costos de mantenimiento, no pagaba desmonte como tampoco se preocupaba por pagar impuesto predial; todos los días “jardeaba” las vacas desde su casa hasta la carretera donde se alimentaban del abundante pasto que había en sus orillas; por las tardes las traía, las dejaba en la plaza donde dormían y al día siguiente en la madrugada las llevaba al patio de su casa para el ordeño; su producción la destinaba para el consumo familiar y el excelente lo vendido por litros a los vecinos.

COMERCIO

El comercio era abundante y muy dinámico, estaba representado en tiendas y almacenes que abastecían, además del área urbana, las comunidades veredales vecinas arraigadas en la Sierra Nevada y poblaciones a su alrededor como Santa Rosa, el 25, la Loma del Bálsamo, Río Mar. , Algarrobo, Las Colonias de Chimila, entre otras. 

Allí se destacan almacenes como el de Jesús Quijano, Secundino Olivero, Calixto y Eusebio de la Hoz y el Centavo Menos, así como las tiendas de María Ricardo, Manuel María y Juana Villero, Ramón Betancourt, Carmito Castro “Muerto Parao”, Lucía Jaraba , la señora Emilia, Wilson Castaño, Pepa Jaraba, entre las más destacadas. 

También tenían gran relevancia las ventas ambulantes, estacionarias y móviles especialmente en la estación o plaza de mercado de las cuales dependía la subsistencia de muchas personas y familias. Allí se observaba a diario jóvenes que con sus poncheras y en sana competencia ofrecían al pasajero de autobuses de Brasilia, Copetrán o camiones de carga, productos típicos como el guarapo de piña, “quequi”, piña en torrejas, caballitos, almojábanas, cucas, cocadas, bolas de chocolate de maíz cariaco, bollos de mazorca con anís en grano, buñuelos y otras delicias producidas por las manos laboriosas de sus habitantes entre los que se puede destacar a Norca Barrios, la familia Fontalvo, Nieve Feria, entre otros. 

Era raro el visitante que no se bajaba a tomar un sabroso y refrescante guarapo de piña que ofrecían Ruth Mary, Luz Marina y Andreita Marimón, Marina, Dalgis y Beatriz “la nena” Fontalvo, Dilia y Miladis Vizcaino Rosellón, allí también eran muy conocidas. las avenas de Grimildo Mendoza.

Otros negocios populares fueron: la venta de queso de Lucía Rada y Victoria Ospino; de leche donde Jesús Quijano, Roque Argüello, Finca Manizales y José Patiño; la venta de yuca de Andrea de La Rosa, Eucaris Bolaño y Toño Altahona; los bollos de Petrona Cantillo y Nieve Feria; la panadería de Víctor Vargas y los raspaos de Adalberto Patiño.

TRANSPORTE DE CARGA Y DE PASAJEROS


Se realizaba en camiones mixtos para la movilización de personas y toda clase de mercancías; entre los conductores más recordados de estos podemos mencionar a Marcial Patiño. Camiones: Julián y Nicolás Mercado en la ruta de Las Colonias de Chimila a Fundación, y Mingo Cuello que viajaba de Algarrobo a Fundación.

También existieron los camiones de carga que transportaban especialmente maíz como los de Jaco y Ricardo Scott; en el caso de los autobuses o vehículos para el transporte de pasajeros fueron muy populares los de Eliécer “el cachaco Rolo”, Carlos Cachete, Lara, Camencho, Juan Batata, Eduardo Echeverría, Ramírez “la verguita”, Nelson el “Compaito”, Julio y Argemiro Vizcaíno, Evaldo Vizcaíno, entre otros. 

También prestó el servicio de transporte de pasajeros, aunque cuando no vivía en Bellavista, el autobús "La Morena" de José Isaza, más conocido como "el loco Isaza". Cubría la ruta Algarrobo-Fundación, pasando por Bellavista. Se recuerda su rutina diaria porque cuando aparecía por la vuelta de la finca de Roque Argüello o por la Loma de Gaspar, todo el pueblo se percataba por el sonido estrambótico del pito que tenía el autobús, el cual retumbaba en todo el pueblo; también era muy conocido por las altas velocidades con que manejaba su autobús y tal vez por eso se ganó el remoquete de "el loco", ni cuando pasaba por siete vueltas lugar de alto riesgo de accidentalidad, le bajaba la velocidad. 

La Morena

TRANSPORTE DE MATERIALES PARA LA CONSTRUCCIÓN 

Hubo dos personas muy reconocidas: Elio Perea el cual tenía el único volteo en Bellavista con sistema hidráulico para el vaciado automático de piedras y arena arrastradas del río con destino a las construcciones de material en el pueblo; era rara la casa en Bellavista que no tuviera en sus cimientos piedras atraídas por Elio Perea. En esta actividad también prestó el servicio de transporte de materiales Gabriel Hernández “Pochola”, con su camión convertible en el cual transportaba cemento y arena para la venta y complementaba su actividad con una fábrica de bloques para construcción que tenía en el patio de su casa .

SASTRERÍA Y COSTURA 

Se destacaron personajes como Libardo Barbosa, Eucaris Bolaño y Brigida Vizcaino. 

En CONSTRUCCIÓN Y ALBAÑILERÍA: los más reconocidos fueron Emilio Reyes y su hijo Ángel, Martín Meza, Wilfrido Camacho (marido de Esther Gutiérrez la hija de Leovigilda) y Manuel Pertúz. 

PELUQUERÍAS: las más conocidas fueron las de José Hilario Díaz, Emilio Reyes, Ciro “el mudo” y Alfonso Gutiérrez. 

TRACTORISTAS: Francisco "Pelé" y Nazario Gutiérrez. 

REPARACIÓN DE RADIOS Y ELECTRODOMÉSTICOS: Alfonso Gutiérrez, también relojero, Landine Calvo y José Isabel Valencia (radiotécnicos). 

LLANTERIAS: Elmer Vega en el Congreso y Alberto Regalao. 

FOTOGRAFÍA: Evangelista Serpa. 

ZAPATERÍA: Carmelo Argüello. 

ASERRADEROS, está actividad se desarrollaba en zonas montañosas de la sierra con la tumba de árboles y la transformación de los troncos de madera en tablas y alfajías, allí sobresalieron: los Hermanos Cantillo (Geño, Catalino, Julio), la familia Gazabón (Julio y Peyo), Gaspar Vanegas. 

CARPINTERÍA Y EBANISTERÍA, aquí se destacaron José Hilario Díaz, Nicolasa Vega "la carpintera" y Elías Mandón. 

FABRICACIÓN DE TABACO, la más conocida fue la familia Borja.

MERCADO PÚBLICO

El comercio de verduras se realizaba también en el mercado público; su principal fuente de abastecimiento eran los camiones que llegaban de Bucaramanga cargados con papa, cebolla, tomate, cebollín, zanahoria, remolacha, ajo y otras verduras; con ellas se fabricaba el popular revuelto verde un producto muy demandado porque tenía todo lo que necesitaba un sancocho y más económico; también se vendía yuca y ñame. Desde muy temprano en la mañana y hasta transcurridas algunas horas de la tarde se podía encontrar verduras en el mercado. Entre las vendedoras más reconocidas recordamos a Rosa Rosellón, Manuela Fontalvo y María de la Hoz.

En el mercado se expendía carne de res por las madrugadas y hasta las primeras horas de la mañana; generalmente se sacrificaba una res por día y en épocas de cosecha de algodón se mataba una adicional dada la alta demanda. Los expendedores más reconocidos eran Lorenzo Yaneth, Joaquín Cortina y Eulogio Cantillo los cuales muy temprano, entre la una y dos de la mañana, iniciaban su trabajo de sacrificio.

La libra era la unidad de medida utilizada en el comercio al por menor para transacciones pequeñas, para ello se usaban pesos de madera de carreto generalmente construidos artesanalmente con pequeñas ranuras perfectamente talladas y calibradas que marcaban las libras; los espacios entre ranura y ranura disminuyeron en la medida en que aumentaba el peso; en las ranuras se colgaba una pita que permitía el equilibrio entre el peso de la porra en un extremo y el producto a vender en el otro lado, donde se colgaba una ponchera de aluminio o de calabazo con de tres pitas de curricán. Posteriormente llegaron al pueblo pesos o balanzas más avanzadas con las cuales se buscaba mayor precisión, sin embargo, tenían sus desajustes a favor del vendedor.

En las madrugadas, por las tardes y hasta ciertas horas de la noche se podía encontrar en la estación la venta de fritos como: arepas de huevo, arepas dulces o de sal empojadas, empanadas, bofe frito, chinchurria y el tinto que no podía faltar. Difícilmente el que iba a comprar carne por las madrugadas al mercado podía escapar de esa tentación. Las más recordadas fueron: Argénida Ramos, la cachaca Carmela, Manuela Medina, Vitalita Feria, Manuela y Marquesa Fontalvo.

Los restaurantes también hicieron parte de la dinámica comercial ubicados en su gran mayoría en La Estación; los carros que pasaban por Bellavista paraban en ese punto por la buena sazón de su comida y por ser un punto obligado de paraje; allí se destacaron los restaurantes de Juan Llanera, los sierritas, Portela, Belarmino Peña y Cecilia.

LA HUAQUERÍA

Existió también otra actividad emergente en Bellavista como lo fue la  huaquería de cementerios indígenas que habitaron es región y que marcó transitoriamente un hito en su historia; El precursor de esta actividad fue Miguel Mata que silenciosamente sacó muchos tesoros enterrados en los cementerios antes de que se volviera viral en el pueblo.

Nunca se llegó a valorar ni a saber el potencial arqueológico que hubo en esa región por la práctica inadecuada como realizaban la extracción de esa riqueza; algunos objetos encontrados fueron destruidos por el desconocimiento de su valor arqueológico o por la inadecuada práctica de extracción, es el caso, por ejemplo, de las tinajas. Posteriormente fue popularizándose en el pueblo esa actividad debido a los buenos resultados obtenidos en sus inicios hasta el punto que todos querían ser guaqueros; se encontraron guacas con ollas fabricadas en barro, también se encontraron objetos tallados en oro como narigueras, tigres, mariposas y una variedad de cuentas misteriosamente talladas, entre otras. Estos elementos eran comercializados en el pueblo a través de Raimundo Blanchar un inmigrante guajiro que los compraba a los guaqueros para luego venderlos en las grandes ciudades.

También se dio a mediados de la década de los años 70 un fenómeno que marcó parte de su historia, muchos pobladores con tierra o sin ella se dejaron seducir por la siembra del cultivo de Marihuana que más que beneficio para el pueblo trajo consigo muchos factores desfavorables, como la convivencia con la violencia, aumento de los precios de los productos, parrandas pomposas. Aún cuando fue transitoria esta etapa, dejó muchas secuelas en la población más negativas que positivas dado que los exuberantes ingresos obtenidos por su venta eran malgastados en excentricidades y gastos improductivos.

LA VIOLENCIA



La violencia llegó a Bellavista entre los años 1983 y 2001, tras una guerra de territorio entre los paramilitares y la guerrilla. La primera incursión paramilitar ocurrió el 6 de marzo del año 1997, cuando en plena plaza principal asesinaron a José Maza y Marlon Polo.

Otro episodio de terror ocurrió el 12 de octubre del 2001, cuando la guerrilla sorprendió a los paramilitares en la población, lanzándoles un cilindro bomba que detonó en el patio de José Luis Ramírez.

En esos años la población soportó seis tomas armadas de la guerrilla y dos de los paramilitares, lo que provocó un desplazamiento forzado de la población, para el año 2001 Bellavista quedó totalmente abandonada.

El 2 de febrero del 2008, cincuenta familias y unas 300 personas regresaron nuevamente a la población, y poco a poco se ha ido repoblando, para el año 2011 ya contaba con 104 familias.



LOMA DEL BÁLSAMO

A mediados del año 1945, José Agustín Vizcaíno Meriño, llegó a la región buscando a su novia Ana Gertrudis Domínguez De La Cruz. De modo que los Varela, Domínguez y Vizcaíno (especialmente Tomás Domínguez y Juancho Varela), migraron de las tierras de El Piñón y en el año de 1947 poblaron un pequeño caserío de cinco viviendas construidas con tablas y techos de palma, en los predios de la Finca “Si Dios Quiere”, cercana a la trocha que comunica a Bellavista con Algarrobo, pueblo que primero llamaron con el mismo nombre de la finca, pero después lo cambiaron por Loma del Bálsamo.

Con la inauguración de la nueva carretera Fundación a Bosconia en 1977, este La Loma del Bálsamo fue tomando notorio crecimiento, mientras que Bellavista entró en un estancamiento, igual ocurrió con Santa Rosa de Lima y Caracolicito.

GRÁFICAS


"El Toro", camión que viajaba a Sacramento,
de propiedad de Ricardo Quintana.


año 1974.
Politicos de Fundación,
entre ellos Carlos López Riveira.
a la izquierda a Roque Argüello,
el de sombrero Toribio Jaraba y
Adalberto Andrade al fondo,
policía Gil Patiño.

El Aniquilado
de Carlos Paba

Fiesta patronal












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