abril 11, 2011

LUIS ENRIQUE MARTÍNEZ ARGOTE

El más grande del Vallenato que se hizo grande en Fundación!

EL POLLO VALLENATO



Luis Enrique Martínez Argote, nació en El Hatico, corregimiento de Fonseca, Guajira, un 24 de febrero de 1923 y murió en Santa Marta, un 25 de marzo de 1995 a la edad de 72 años.

Apodado “El pollo vallenato” ya que a temprana edad irrumpía en las parrandas y se aventuraba a participar,  fue un músico colombiano destacado, intérprete del acordeón diatónico, cantante, verseador y compositor de música vallenata.

Luis Enrique Martínez nació en un hogar de campesinos conformado por Santander Martínez y Anatividad Argote (la llamaban Natividad). Desde muy joven tuvo gusto por el verseo, la piqueria y la música de acordeón, al tiempo que ejercía oficios varios como la ganadería y la serraría.​ Su padre hacía techos de palma, era acordeonero aficionado, y una vez Luis Enrique aprendió a tocar el acordeón le acompañaba en las maracas o con el redoblante cuando realizaban presentaciones en fiestas o las llamadas “colitas”.

Su padre fue Santander Martínez, un humilde campesino que, para ganarse el sustento diario, alternaba el oficio de acordeonero con el de constructor y reparador de ranchos de bahareque. Fue tanta la popularidad que gozó Santander en aquellos tiempos carentes de publicidad, que Carlos Huertas lo inmortalizó en su paseo ‘El cantor de Fonseca’: Yo vi tocar a Santander Martínez / a Bolañito y a Francisco el Hombre…

Luis Enrique fue el segundo de los tres hijos que tuvo la pareja conformada por Samuel Martínez y Anatividad Argote. Después, fruto de dos relaciones maritales, la mujer le daría a Luis Enrique tres hermanos más, uno de ellos, José María ‘Chema’ Argote, conocido mejor como ‘Chema’ Martínez, y que también se destacaría en la ejecución del acordeón. Por la línea paterna, Luis Enrique tuvo cuatro hermanos, incluido Francisco ‘El Negro’ Martínez, autor de ‘Zunilda’, paseo que grabara primero ‘El Pollo Vallenato’, y años después Diomedes Díaz con ‘Colacho’ Mendoza.

EN FUNDACIÓN

En el año 1936, cuando tenía 13 años de edad, Luis Enrique se fue a vivir con su madre a Fundación, aún corregimiento de Aracataca. Fundación se destacaba con una creciente economía e influencia cultural, motivada por el ferrocarril de Santa Marta que atrajo a una gran colonia de extranjeros y de vecinos de la región.

La decisión de radicarse en esta villa estuvo motivada por la separación de sus padres y por la oportunidad que brindaba la bonanza bananera. En esta región se especializó en aserrar la madera, actividad que alternó con la música.

Luis Enrique con su mamá se radicaron en el Barrio Las Tablitas, vivieron primero en el pasaje de los De la Cruz, en el sector llamado la calle de los “Feos”, llamada de esa manera por la característica física de algunos de sus moradores. En esa calle vivió también el maestro Antonio María Peñaloza.

En Fundación antes de ser aserrador, y por la carencia de acueducto, se dedicó por un tiempo a vender agua en burro, tanto en las Tablitas como en los barrios vecinos. Estos animales eran propiedad del doctor Villalobos.

Luis Enrique en el barrio Las Tablitas tuvo dos hijas naturales con una joven llamada Nectalina Romero: Gloria y Edith. Gloria falleció en Valledupar, y Nectalina y Edith viven en el barrio San Bernardo de Fundación.

Luis Enrique se fue a vivir en ese mismo barrio al pasaje Bermúdez, hasta cuando emigró a El Copey.

Ver también: Barrio Las Tablitas

Fue en Fundación donde Luis Enrique recibió la influencia musical del juglar Francisco Rada, y de otros músicos provincianos, con los que empezó a realizar presentaciones en fiestas y parrandas de las distintas poblaciones de la región, entre ellas la zona bananera.

También fue en Fundación donde se hizo grande con el apoyo de los hacendados ganaderos que residían en esta ciudad, fueron ellos los que lo animaron a que dejara el arte de la madera, y se dedicara por completo al folclor.

En 1959 Luis Enrique se ganó el primer lugar del festival que organizó en Fundación el libanés Camilo George. Este festival de acordeones fue el primero que se realizó en Colombia

Como dato curioso de este concurso, Edgar George, fundanense y ex Alcalde de Barranquilla, hijo de don Camilo, tiene un recuerdo vivido de esta ocasión: recuerda que Luis Enrique tocó el acordeón con el pico de una botella y con una toalla tapándose los ojos ¡Toda una proeza de esta figura legendaria!.

Chema Martínez, hermano de Luis Enrique, también se dedicó al folclor vallenato, y forjó su reconocida carrera artística igualmente en Fundación.

FAMILIA



En 1947 Luis Enrique Martínez contrajo matrimonio con Rosalbina Serrano De Oro, en Caracolicito, corregimiento de El Copey, Cesar, y se residenciaron por muchos años en esta última población.​ De esta unión nacieron dos hijos: Victoria y Moisés Martínez Serrano.​

Por este noviazgo Luis Enrique estuvo preso, debido a que la joven Rosalbina era aún menor de edad y la salida para esta circunstancia legal era el matrimonio.

Luis Enrique procreó por fuera del matrimonio cinco hijos más: Alberto, Alexis, Ingrid, María Luisa y Gloria.

Ver los detalles: Matrimonio de Luis Enrique

En 1972 la familia se radicó en Santa Marta por las complicaciones de Martínez con la diabetes. También vivieron cinco años en Bogotá para ser tratado de esta enfermedad.

Este juglar del Vallenato no obstante ser guajiro de nacimiento maduró musicalmente en Fundación y aunque inicialmente tuvo una acentuada influencia de Pacho Rada, posteriormente sucumbió bajo el encanto de la música alegre que florecía en el Valle de Upar y enarbolando esta bandera folclórica llegó a ser uno de los más auténticos exponentes del género vallenato.

LEGADO

El hombre que transformó la manera de tocar el acordeón. Sus padres lo llamaron Luis Enrique, pero gracias a su talento y fama el país lo conoce como el “Pollo Vallenato”.

“Luis Enrique Martínez es el motivo más grande de orgullo que tenemos los hatiqueros y fonsequeros, un muchacho que nació en un hogar humilde, aunque fue en Fundación donde logró salir a la fama.

 De su padre, que fue un destacado acordeonero y tenía una agrupación, heredó el talento musical”. Las maracas y el redoblante fueron los primeros instrumentos que dominó Luis Enrique, y aunque era un niño acompañaba a su padre en sus presentaciones.

Luis Enrique Martínez: 100 años de su nacimiento | vida y obra
Monumento en Fonseca

Cuando llegó a la adolescencia, con su madre (separada de Santander) se fue en busca mejores oportunidades para el municipio de Fundación y fue en esas tierras de bonanza bananera donde aprendió a tocar el acordeón.

“La vida de Luis Enrique no fue fácil. Ellos eran pobres, de niño fue aserrador de madera y antes de irse para Fundación trabajaba en las fincas y cuidaba las puertas para que los animales no se metieran; y estando allá en Fundación fueron los hacendados los que le indujeron a que viviera de la música, porque se daban cuenta que era muy bueno” relata el señor Álvaro Pérez Argote, familiar de Luis Enrique Martínez.

De Francisco “Pacho” Rada, otro juglar de la música vallenata, Luis Enrique aprendió los primeros acordes de un acordeón, su amor por el instrumento era tal, que poco a poco se fue ganando el aprecio de la gente, ya que además tenía talento para componer y cantar.

En la década de los 40, el reconocido acordeonero Abel Antonio Villa, que era cuñado de Luis Enrique, se lo llevó a correrías musicales por otros pueblos del Magdalena y el Cesar; en esas andanzas le aconsejó que se dedicara de lleno a la música.

Luis Enrique Martínez: 100 años de su nacimiento | vida y obra
En su casa de El Hático

“Luis Enrique no fue un músico de escuela, él asimiló de forma empírica los conocimientos para convertirse en el acordeonero más grande de nuestro folclor. Gracias a su talento se recorrió todo el Magdalena Grade y participó en varios festivales de la región, pero llegó el momento en que no lo dejaban concursar porque no tenía contendor, él era único”, dice el profe Teddy.

Fue precisamente en esos duelos de piquería donde Luis Enrique Martínez comenzó a conocerse como el “Pollo Vallenato”. Para la gente y sus colegas, esa era la manera de expresarle que no había otro que le diera la talla tocando el acordeón: “¡ese es el pollo!”, le decían.

“Oigan muchachos, yo soy Enrique Martínez 
que nunca tiene miedo si se trata de tocar. 
Luis Martínez, ‘El Pollo Vallenato’ 
Y es candela lo que van a tomar.
Oigan muchachos, oigan la nota 
como toca el vallenato”.
(Canción Pollo Vallenato)

El rey de los pitos y los bajos

Luis Enrique Martínez: 100 años de su nacimiento | vida y obra

“Luis Enrique Martínez tuvo el privilegio de ser el acordeonero con más seguidores, los acordeoneros más grandes del vallenato siguieron su escuela, por eso se dice que es el rector de la universidad del acordeón”, afirma Teddy Pérez.

El “Pollo vallenato” se hizo grande por su creatividad y versatilidad, al acordeón le sacó nuevas tonalidades usando los pitos y los bajos. Fue pionero en interpretar canciones haciendo introducciones con melodías, adornaba las letras con sus acordes, remataba las canciones, digitaba el instrumento de forma única, incluso hay quienes le atribuyen la identificación de los aires del vallenato: paseo, puya, merengue y son.

Y como si faltaran argumentos para sustentar su legado, Luis Enrique no solo tocaba lo que se considera “vallenato-vallenato”, sino que también interpretaba con maestría el vallenato sabanero e incluso la cumbia.

“Antonio Fuentes, dueño de Discos Fuentes trajo de Estados Unidos el primer acordeón de tres hileras, y el único que se atrevió a ejecutarlo fue Luis Enrique, quien acopló los pitos y los bajos y le sacó melodías. De ahí nacen los arreglos de la “Cumbia Cienaguera”, la primera cumbia interpretada con aires vallenatos que trascendió al mundo, grabada con el acordeón de tres teclados” manifiesta el profesor Teddy Pérez.

Con su fama ya ganada, el acordeón de Luis Enrique Martínez Argote se escuchó en gran parte de Colombia, también quedaron como legado sus más de 120 canciones entre las que se encuentran: Jardín de Fundación, La tijera, El hombre divertido, El parrandero, El mago del Copey, No me hagas sufrir, El gallo jabao, La cordobesa y Mi despedida.

Polémica en el Festival Vallenato

En la vida musical de Luis Enrique Martínez ‘no todo fue color de rosa’, pese a su gran reconocimiento fue blanco de polémicas en el marco del Festival Vallenato en Valledupar, donde se presentó en tres ocasiones y sólo en una pudo consagrarse como rey, en el año 1973.

Su segunda participación en el año 1971, es quizás la más recordada. En aquel evento, Luis Enrique recibió el apoyo masivo del público, muchos lo catalogaron como ganador; sin embargo, el reinado se lo llevó el barranquillero Alberto Pacheco, siendo una de las decisiones que más alteraciones ha generado en la historia de este festival.

Luis Enrique Martínez: 100 años de su nacimiento | vida y obra

Fue tal la inconformidad por ese suceso, que el compositor fonsequero “Geño” Mendoza compuso la canción protesta de nombre “Festival Vallenato” grabada por Nelson Henríquez.

“Pero inconforme el pueblo ha de seguir
si le estropean sus aires vallenatos
y exigen que sean honrados.
Si desde el ruedo al pollo 
lo vieron salir
en las garras del jurado.
Luis Enrique Martínez
El “Pollo vallenato” 
que siempre lo ha sido
volverá a ese ruedo.”
(Canción Festival Vallenato, 
de Luis Francisco “Geño” Mendoza)

Sobre estos episodios el mismo “Pollo Vallenato” aseguraba que, pese a tener el favoritismo de la gente, no ganaba porque su relación con Rafael Escalona, que era fundador del festival, no era la mejor, tanto así, que ganó en el año que “Rafa” no estuvo como jurado.

“Luis Enrique era un músico de pueblo, no le interesaba codearse con la rancia sociedad valduparense, por eso lo miraban como ‘bicho raro’. Pero años después tanto Escalona, como la misma Consuelo Araújo reconocieron que Luis Enrique era ‘el rector de los acordeoneros’ porque ha sido el único que dejó escuela, a tal punto que dicen los entendidos en el vallenato que no hay música en el acordeón que no comience o termine con una nota de Luis Enrique Martínez”, resalta el profesor Teddy Pérez.

DATOS BIOGRÁFICOS


Martínez, nace en el corregimiento de El Hático, jurisdicción del Municipio de Fonseca, en el antiguo Departamento del Magdalena Grande -hoy perteneciente a La Guajira-,  el 24 de febrero de 1923, en el hogar formado por Santander Martínez y Natividad Argote, y murió en Santa Marta el 25 de marzo de 1995.

Desde muy joven tuvo gusto por el verseo, la piqueria y la música de acordeón, al tiempo que ejercía oficios varios como la ganadería y la serraría.

Su padre hacía techos de palma, era acordeonero aficionado, y una vez Luis Enrique aprendió a tocar el acordeón le acompañaba en las maracas o con el redoblante cuando realizaban presentaciones en fiestas o las llamadas “colitas”.

En 1936 a la edad de 13 años se radica con su madre en el entonces corregimiento de Fundación, estadía que le señala una senda viajera por toda la zona bananera. 

Autóctono representante de la música Vallenata, de origen eminentemente campesino y dueño de un estilo inconfundible al ejecutar los aires de la música vallenata, de manera fundamental en lo que respecta al Paseo y al Merengue; es de tanta importancia su trayectoria que hoy se identifican escuelas que le siguen con orgullo. También se le atribuye haber sido un revolucionario del acordeón y haber creado un estilo único en el vallenato.

Luis Enrique fue conocido con el seudónimo de “El Pollo Vallenato” debido a que desde muchacho se metía a las parrandas a cantar y a tocar acordeón ganándose ese apelativo por el duelo de piqueria que generalmente ganaba.

VIDA ARTÍSTICA 


Este grande del vallenato comenzó su carrera folclórica en Fundación, y desde este epicentro del Magdalena grande se proyectó por diversos lugares de la geografía costeña. 

Inicia su vida artístico-musical en 1947. Su condición de aserrador le dio pulso firme, seguro y estable al utilizar el acordeón, ejercicio que realizaba con la mayor solvencia. Su fijación temática fue la ganadería y, sobre todo los ganaderos de su ancha y querida Costa caribe.


La Zona Bananera, le brindó nuevas oportunidades, donde se especializó en aserrar madera, actividad que alternaba con la música.

Sus conocimientos musicales los perfeccionó con los músico de esta región, siempre reconoció en Pacho Rada, su formación en la ejecución del son. El paseo lo aprendió oyendo a músicos como ‘Chico’ Bolaño, Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales.

En una entrevista Luis Enrique habló sobre su vida artística:

“La región de Lagunita y la Sierra de los Brito, tienen para mí una honda recordación. Mi padre me llevó varias veces a esos lugares y allí se reafirmó mi vocación de ser acordeonero. Con los Brito éramos familia. En los Haticos, donde nací y siendo muy niño, escuchaba a los músicos tocar acordeón. Tenía como diez años y ya la gente hablaba de Francisco Bolaños Marshall. El músico de más respeto por toda la región. Eso decía mi padre y los que se enfrentaron a él. Luego lo conocí en 1940. Yo tenía 17 años y él ya era mayor.” 

“Con mi hermano el negro Martínez, hice varias correrías por esos pueblos. En El Banco conocí a Juan Madrid, quien me enseñó a hacer voces y ser acompañado por su guitarra, que fue la novedad en mis presentaciones y que luego lo llevé a las grabaciones. Fue el músico que más influenció en mí. 

Luego aparecieron Esteban Montaño (de Tasajera) y Andrés Paz Barros (de Ciénaga), quienes me enseñaron a tocar la Cumbia, ritmo que en nuestra región no se conocía. En mi tierra se tocaba merengue y paseo. Con ellos inicié mi vida musical en Barranquilla, que fue para todos los provincianos, la única salida de expresar lo que teníamos como músicos. Una veces tocaba el acordeón, otras la caja”.

Juan Madrid fue el guitarrista de toda su vida, que incluso se lo trajo de El Banco, a vivir  a El Copey. A Madrid lo conoció un día de fiesta conoció en El Banco (Magdalena), con él compartió tarima varias veces y fue su acompañante principal en la guitarra por mucho tiempo. En 1948, Martínez realizó su primera grabación musical junto a su compadre Juan Madrid con los temas «Seis días de la semana» y «Recuerdo de Emilianito».

En el año de 1949 Luis Enrique Martínez, con el primer acordeón que llegó a Colombia de tres hileras, llamado "Dos Coronas", le dio a la cumbia el mayor aporte que ha recibido este ritmo con un acordeón.  Desde entonces es inmortal “La Cumbia Cienaguera” que vive y vivirá recorriendo el mundo como un símbolo de la riqueza musical colombiana.

ABEL ANTONIO VILLA Y EL POLLO

La amistad de Luis Enrique Martínez con el maestro Abel Antonio Villa, empezó en la zona rural de Fundación, Magdalena, cuando el “Padre del Acordeón”, le dijo que dejara de aserrar madera y se dedicara al toque de acordeón.

De ahí en adelante Abel Antonio Villa se lo llevó como ayudante de su conjunto por los pueblos ribereños del Magdalena y de Bolívar, uno de ellos Nervití, donde Luis Enrique Martínez se enamoró de la que sería su esposa Rosalbina Serrano de Oro, quien nació el 8 de enero de 1926, en ese pueblo bolivarense, y se casó con ella en 1947.

Tanta fue la amistad que terminaron siendo cuñados, ya que del romance entre Abel Antonio Villa y la hermana de Luis Enrique, llamada Leticia Martínez Argote, hubo un hijo. Además, fueron padrinos de hijos de cada uno, es decir compadres.

Villistas y Martinistas

La música de los dos juglares se consagró en los pueblos del Magdalena, con fanaticada de parte y parte, definidos como "Villistas", los fanáticos de Abel Antonio Villa, y "Martinistas", los entusiastas de Luis Enrique Martínez. De modo que la pugna entre la fanaticada de los dos juglares, motivó las piquerias entre ellos.

Para entonces las poblaciones cercanas de Real del Obispo en el Departamento del Magdalena, y Nervití en el Departamento de Bolívar, eran el epicentro de las confrontaciones musicales, ya que en ambos lugares existieron bandos de cada uno.

Nervití era “Martinista”, porque allí contaba Luis Enrique Martínez con las barras de su novia Rosalbina Serrano De Oro. Mientras que Real del Obispo era “Villista”, porque en este corregimiento para la época jurisdicción de Tenerife, fue donde Abel Antonio Villa ejerció su labor de jornalero, además de ser el municipio de su nacimiento.

Con Candelaria Anaya del Portillo, nativa de Santa Inés, caserío de Tenerife, Magdalena, muy cercano a Real del Obispo, tuvo Abel Antonio Villa dos hijos: Martín Villa Anaya y Julieta Villa Anaya. Fue en Candelaria Anaya, que se inspiró Abel Antonio Villa, con la famosa canción, “Yo tengo mi Candelaria”.

Confrontación con Abel Antonio

En una piqueria en Real del Obispo, Luis Enrique le improvisó a Abel Antonio:

- “Abel Antonio déjate de fechorías
porque el zorro te va a hacer la cacería”.

La respuesta de Abel Antonio Villa fue la siguiente:

- “Hay un zorro vallenato
metido allá en la montaña”.

A eso Luis Enrique le respondió:

- “Abel Antonio a mi
me trata de zorro
oigan mis amigos
pero él será gallina”.

Entonces Abel Antonio Villa ripostó:

- “En un son me dice
Judío Errante
en Barranquilla
nadie lo puede probá
lo que dicen es que
soy mejor cantante
de mejor criterio
y de mejor capacidad”.

Otro hecho ocurrió en Real del Obispo. Luis Enrique Martínez en lancha, con fanaticada a bordo, llegó provocando una parranda que tenía Abel Antonio Villa. Este lo denunció por agresión física, al día siguiente la policía se llevó preso a Luis Enrique Martínez para la cabecera municipal de Tenerife.

Después se fueron a grabaciones con canciones ofensivas, fue así como Abel Antonio Villa le dedicó los temas “El Zorro Vallenato” y “La Bandera”; mientras que Luis Enrique Martínez le grabó “Chucho Blanco”.

El enfrentamiento se acentuaba cada día más y más, ya que a Luis Enrique Martínez le decían que Abel Antonio andaba armado, y a Villa que el otro iba a apuñalarlo. Hubo que buscar personas que intercedieran para que no se mataran, de modo que la rencilla no llegó a mayores por la intervención de sus amigos como Alejo Durán que en una parranda desarrollada en Bálsamo, Magdalena, le dio consejos a Abel Antonio Villa.

De manera que en un encuentro efectuado en casa de Luis Enrique Martínez en Nervití, con la participación de seguidores de ambos, los dos antagonista hicieron las pases.

Ese día de la reconciliaron, Abel Antonio Villa desenfundó una pistola, que hizo correr a la gente, e hizo un tiro en la tierra diciendo:

- “Nosotros dos volvemos a pelear el día en que usted sea capaz de desenterrar ese plomo de ahí”.

EN BÁLSAMO

Natividad Argote, mamá de Luis Enrique, ante el fracaso conyugal y económico que tuvo en su Guajira, decidió buscar apoyo en dos hermanos que vivían por Fundación. 

Natividad Argote logró conseguir trabajo en la finca “Las Delicias”, propiedad de Dionisio de la Cruz, quien le brindó esa ayuda para que lograra sacar adelante sus hijos que eran menores de edad.

Fue en la finca “Las Delicias”, que Natividad conoció y se comprometió sentimentalmente con Antonio Muñoz de la Cruz, hijo de Remigio Muñoz, nativo de Bálsamo, Magdalena. Antonio era un trabajador de la mencionada finca, excelente persona a tal punto que su patrono le regaló una finca cerquita a “Las Delicias”, con 50 vacas paridas para que lograra mantener el hogar con Natividad Argote.

Luis Enrique en Bálsamo

Luis Enrique Martínez, vivió un tiempo en Bálsamo, donde tuvo muchas parrandas. Siendo un adolescente frecuentaba al pueblo con su mamá Natividad Argote, quien estaba casada con el balsamero Antonio Muñoz de la Cruz.

La primera vez que Luis Enrique Martínez estuvo en esta población, fue un primero de noviembre del año 1948, hospedándose dónde Carmen Muñoz de la Cruz, hermana de su padrastro, esposa de Clemente de Aguas, poeta y compositor de Bálsamo. 

Años más tarde en otras visitas a Bálsamo, se bajaba en casa de Candelaria Muñoz Cantillo, también hermana de Antonio Muñoz de la Cruz. Candelaria Muñoz Cantillo, estaba casada con “El Negro” Padilla.

En uno de sus viajes a Bálsamo se “sacó” a vivir a Luisa Movilla Támara, hija de Gabriel Movilla y María Tamara. A “La Niña Lucha”, como llamaban a la preciosa dama, se la llevó para El Copey, hospedándola donde su madre Natividad Argote, ésta al no recibir el cariño que esperaba se aburrió y se devolvió para su pueblo.

Luis Enrique tituló unas de sus canciones: “Muchachas Balsameras”, también conocida como “Las Siete Primas”. Fue una inspiración de hermosas mujeres de la familia Támara de nombres: Dori, Rosa, Salvadora, Hortensia, Gilma, Luisa y Mélida.

COMPOSICIONES Y TRAYECTORIA


Su primera canción fue a ritmo de son y se titula “Luis Enrique Martínez”. 

Siempre reconoció a “Pacho” Rada como su maestro por excelencia y a Abel Antonio Villa, “Chico” Bolaños, Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales como los orientadores esenciales en la configuración de su estilo, autóctono e inconfundible. Cuando cumplió sus 25 años hizo su primera grabación: Seis días a la semana y Recuerdos de Emilianito. 

La interpretación que hizo, al principio de su carrera, de la Cumbia cienaguera, es muy famosa. Con el tiempo se convirtió en el fiel intérprete de la antológica obra de Tobías Enrique Pumarejo, “don Toba”.

Luis Enrique Martínez hizo la innovación que dividió en dos la evolución del vallenato: digitación de agilidad pasmosa y ejecución musical engalanada con adornos que imprimía notas y bajos, como creando repetición en el teclado. Sacó a la música vallenata de la ejecución monorítmica y la llenó de notas alegres, brillantes y armónicas, que aprovechaban todas las tonalidades del instrumento. Era un músico completo, recursivo, que sabía tocar y cantar a la vez.

REY VALLENATO


En 1973 fue Rey del VI Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar, se convirtió en el fiel intérprete de la antológica obra de Tobías Enrique Pumarejo, “Don Toba”. 

El sexto rey vallenato logró su corona, después de dos intentos fallidos, el primero en 1968 y el segundo en 1971, la obtuvo el 30 de abril de 1973, ganándole a Julio de la Ossa y a Andrés Landeros, con un jurado de lujo compuesto por los reyes vallenatos de los cinco anteriores festivales: Alejo Durán, Colacho Mendoza, Calixto Ochoa, Alberto Pacheco y Miguel López.

Para lograr esa anhelada hazaña estuvo acompañado del cajero Juan Calderón y el guacharaquero Víctor Amaris, e interpretó las siguientes canciones, el Paseo: ‘El cantor de Fonseca’ (Carlos Huertas); el Merengue: ‘Alcirita’; el Son: ‘El jardinero’ y la Puya: ‘Francisco El Hombre’, todas de su autoría.

Antes de este reconocimiento, en 1959, ya había sido premiado con el primer puesto en el festival de acordeones que se realizó en Fundación. Este festival promovido por Camilo George, fue el primero que se hizo en Colombia.

OBRAS MUSICALES


La producción musical de su propia inspiración pasa de las cien obras y es el hombre que más variados contratos ha tenido, pues ha firmado con casi todas las casas disqueras nacionales. Entre sus obras se encuentran:

El Pollo Vallenato, La tijera, El hombre divertido, El Caribe, El resentido, La villa del Rosario, Las bodas de plata, La despedida, Qué dolor, Si ella quiere, Ana Victoria, Sueño español, No me hagas sufrir, Palomita volantona, El pobre Toño, La niña esquiva, Recuerdos de Emilianito y El jardín de Fundación canción dedicada a las damas de la ciudad que le abrió las puertas para volverse inmortal.

JARDÍN DE FUNDACIÓN

Su máxima obra la intituló “Jardín de Fundación”, un verdadero himno para esta ciudad, un homenaje suyo a las mujeres de Fundación, ciudad que lo vio hacerse grande. Es su canción más clásica, querida, representativa e inmortal:

Fundación es un jardín, 
Es el mejor pueblo 
del Magdalena 
Esa tierra está bendita 
Y ha sido buena pa' la mujer.

Se ven como mariposa 
en la primavera, 
Embelleciendo sus calles 
al atardecer 
Saben que fundación 
tiene un gran jardín 
De distinguidas flores 
para un altar 

Sólo en sus lindas calles 
se ven lucir 
Y como mariposa 
se ven volar 
Y yo como enamorado 
me quedo en ese 
Jardín florido

He pasado entre las rosas 
cuidándolas 
Para que lleguen toditas 
las mariposas 
A ver si puedo escoger 
a la que yo quiero 
Yo soy el jardinero 
de ese jardín 
cuido las mariposas 
con devoción 

Y no permitiré 
que otro venga aquí 
A llevarse las rosas 
de fundación 

Fundación es el jardín 
En donde recrean 
lindas mariposas 
Allí he pasado mi tiempo, 
Cantándole para divertirlas 

Entre todas yo cogeré 
la más hermosa 
Para quedarme 
con ella toda la vida 
Una mariposita 
voy a escoger 
Pero de lo mas lindo 
de ese jardín 

De esas que bien 
bonitas se ven lucir 
En esas lindas 
calles al atardecer.



ESCUELAS MUSICALES

Luis Enrique es creador de la escuela de “los virtuosos”, porque fue el primero que se preocupó por la digitación ágil y segura “sin pelar pitos”. Desde Luis Enrique se inició hablando de escuelas, como es el caso que revela en su obra, "Cultura Vallenata", el Doctor “Tomás Darío Gutiérrez”, cuando Luis Enrique Martínez, dijo "Yo tengo de las dos escuelas - se refiere al definir su estilo - porque aprendí el Son del maestro “Pacho Rada”; el Paseo lo aprendí oyendo a músicos como Lorenzo Morales, Emilianito Zuleta y Chico Bolaños.

También se le llamó “el Pacificador” porque por allá en 1955, cuando la piqueria entre Samuelito, los Serna y los hermanos Luis, Felipe, Alejo y Nafer Durán, cuyos versos eran muy ofensivos, él fue al El Paso y reunió a los acordeoneros y a sus seguidores para cerrar el pacto de no ofenderse más.

Se le reconoce como un innovador que evolucionó el vallenato: al digitar con gran agilidad, ejecutar con adornos que imprimen notas y bajos, como creando repetición en el teclado. Sacó a la música vallenata de la ejecución monorítmica y la llenó de notas alegres, brillantes y armónicas, que aprovechaban todas las tonalidades del instrumento. Era un músico completo, recursivo, que sabía tocar y cantar a la vez.

LA CUMBIA CIENAGUERA


Se le atribuye erróneamente la autoría de la Cumbia Cienaguera, y la historia de ese error es la siguiente:

Siguiendo el relato del historiador Edgar Caballero Elías, el singular origen de la magnífica pieza, origen que da cuenta de las vicisitudes que ha debido enfrentar el músico y compositor colombiano cuando ha tenido que adecuarse a las exigencias de la dinámica comercial.

El maestro Andrés Paz Barros compuso la melodía en 1937, cuando dirigía la orquesta “Armonía Ciénaga” y Humberto Díaz Granados, integrante de la orquesta, creó para ella unos jocosos versos y le dio por título a la pieza: “La Cama Berrochona”:

Dormí, dormí, dormí
¡ay! en tu cama berrochona,
anoche dormí con Juana 
y la otra noche con La Mona.

Con estos versos, la sensual melodía fue disfrutada por años en los tradicionales salones de baile de la comarca cienaguera. Pero en 1949, un acontecimiento le cambiaría a la pieza su destino: Luis Enrique Martínez, de excepcionales virtudes interpretativas, decidió visitar al maestro Paz Barros con el fin de aprender el arte de leer el pentagrama. Tenía 27 años y ya se le conocía con el remoquete de El Pollo. En una de sus tantas visitas escuchó “La Cama Berrochona” y fascinado con su despliegue melódico la llevó al acordeón, con tal destreza que Toño Fuentes se interesó en ella para efectos de grabación. Sin embargo, su “olfato” de empresario consideró inadecuada la letra de la canción para tal fin. En esta encrucijada interviene Esteban Montaño, compositor de tradición, y crea, en un acto redentor, los bellos versos que hoy son conocidos universalmente bajo el título de “La cumbia cienaguera”.

Muchachos, bailen la cumbia, 
porque la cumbia emociona, 
la cumbia cienaguera 
que se baila suavesona. 

El Pollo grabó la canción en 1951, convirtiéndose en su primer éxito comercial, con la particularidad de que sale rotulada a su nombre, lo cual, como era de esperarse, generó la polémica: 

¿de quién es “La Cumbia Cienaguera”? 
¿Es de Paz Barros? 
¿Es de Luis Enrique Martínez? 
¿Es de Esteban Montaño? 

Las demandas, dice don Edgar Caballero Elías, no se hicieron esperar; fueron legítimamente interpuestas por los susodichos, reclamando la participación en su autoría. 

Las regalías fueron entonces congeladas hasta 1963, cuando se oficializó la autoría compartida, en el Juzgado Segundo Municipal de Ciénaga, así: 

Autor de la melodía: Andrés Paz Barros; 
Autor de la letra: Esteban Montaño; 
Arreglista e intérprete: Luis Enrique Martínez. 

De esta manera, la triple paternidad de “La cumbia cienaguera” no sólo descongeló las regalías, sino que le dio a la canción un fundamento histórico-musical de gran solidez y difícilmente repetible en otra obra.

El grupo presente en la grabación lo integraron: Modesto Padilla en la caja, Juan Madrid con la guitarra, José Benito Barros acompañó con un golpe de tambora. Con este brillante elenco la etiqueta del disco de 78 R.P.M fue así rotulada: “Luis Enrique Martínez con su Conjunto Lírico Vallenato”. 

ACORDEÓN DE TRES LÍNEAS

Quiso el destino que le hubiese correspondido a Luis Enrique el gran privilegio de tocar el primer acordeón de 31 botones, o de tres líneas, y de 12 bajos, que llegó al país traído por Antonio “Toño” Fuentes.
Acordeón negro, de 31 botones, y 12 bajos

“Toño” Fuentes, gran visionario de la música popular colombiana acostumbraba traer en sus viajes internacionales los mas modernos instrumentos que ofrecieran mejor calidad de sonido a sus artistas. Estaba recién llegado de New York y entre las novedades que trajo llamaba la atención un acordeón negro, de tres hileras, marco cuadrado, referenciado como “Dos Coronas” y fabricado por la casa Hohner que sin dudas iría a revolucionar la limitada ejecución que con el de dos hileras alcanzaban los músicos del fuelle en esos momentos. Con este novedoso y más completo instrumento fue que Luis Enrique montó e hizo los arreglos de la famosa “Cumbia cienaguera”.

RESUMEN

Luis Enrique Martínez, Don Tito y Don Toba (Enrique Pumarejo Gutiérrez)
Luis Enrique, Don Tito y Don Toba

Luis Enrique Martínez, de estilo inconfundible por sus notas picantes y lúcidas, que adornadas con su digitación asombrosa producía versos mordaces y en ocasiones versos sensibles. Le decían el Pollo Vallenato porque se asemejaba en las parrandas a un gallo fino que nunca pierde una pelea. 

Seguro de vencer en las piquerias, compuso la canción desafiante: “El pollo Vallenato”

Siempre se recuerda con nostalgia las melodías de antaño, Luis Enrique interpretaba el son de Pacho Rada, el paseo y el merengue de los músicos de su tierra y sus obras musicales que emergían de sus vivencias. 

Es Imposible olvidar la puya “Francisco el Hombre”, que le compuso a este legendario acordeonero que conoció en Machobayo, un caserío cercano a Riohacha. 

También aprendió a tocar la cumbia con Andrés Paz, autor de la melodía de “La cumbia cienaguera” a la que le hizo los arreglos musicales y la grabó en 1951 con un novedoso acordeón de tres hileras. Esta cumbia considerada por la Sinfónica de Londres como una de las grandes obras populares del mundo, fue presentada en Suecia con ocasión de la entrega del premio Nobel de Literatura a Gabo. 

Fue uno de los primeros músicos que grabó composiciones vallenatas, en ellas se destaca las figuras que creaba con los bajos, diferente al marcante tradicional de sus antecesores, esta genialidad y versatilidad engrandeció nuestra música. La interpretaciones de sus canciones siempre llevaban una introducción melodiosa y mantenía la misma tonalidad en su acordeón, aunque pasara de una hilera a otra. 

Este Rey Vallenato que se destacó como acordeonero, cantante, compositor y verseador, dejó un legado inmenso. Sus interpretaciones son la sublime conjugación de los instrumentos con el cantante. Sus innovaciones gestaron una escuela con muchísimos seguidores, donde los bajos armonizan y enaltecen las melodías. Él lo dice en su composición El gallo jabao: 

Soy el gallo peligroso 
con la espuela, (los bajos ) 
y con el pico, ( los pitos)" 
"Oigan muchachos, 
oigan la nota 
como toca el Vallenato.

Confesó haber aprendido su arte con otros maestros conocidos en el medio de la vallenatología, como es el caso que revela en su obra, "Cultura Vallenata", el Doctor Tomás Darío Gutiérrez, cuando Luis Enrique Martínez, dijo "Yo tengo de las dos escuelas - se refiere al definir su estilo - porque aprendí el Son del maestro "Pacho Rada"; el Paseo lo aprendí oyendo a músicos como Lorenzo Morales, Emilianito Zuleta y Chico Bolaños. En la misma obra manifiesta haber conocido a “Francisco El Hombre”.

Su obra es muy extensa; se cree que pasa de los 120 temas de su autoría e interpretación. Entre las más famosas se destacan: El Jardín de Fundación, El Pollo Vallenato, La Tijera, y la versión internacionalizada de La Cumbia Cienaguera. 

Luis Enrique dejó una gran huella folclórica no solo en el Vallenato, también en Fundación donde vivió muchos años y donde se dio a conocer como artista. En este ciudad era usual encontrarlo debutando en sus famosas parrandas en el Hotel Buenos Aires, el cual quedaba al frente de lo que hoy es Autocentro el Rayo, así como en las casas de Efraín Sánchez; Toño y Génito Andrade;  Francisco Sierra, Jaime Bornacelli; Clemente Rada...

En el año 1959 se ganó el primer lugar del último festival de acordeones que organizó el Libanés

En el año de 1975 don Genito Andrade Bermúdez le obsequió a Luis Enrique Martínez un acordeón que le costó siete mil pesos, como agradecimiento por las múltiples parrandas que amenizaba entre los ganaderos que vivían en Fundación.

Desafortunadamente las nuevas generaciones de Fundanenses han desconocido ese gran legado y hoy no reconocen su obra. Han existido intentos por destacar su memoria por medio del Festival Luis Enrique Martínez, impulsado entre otros por el desaparecido y gran abogado Guillermo Sánchez Andrade, pero la falta de apoyo gubernamental y privado no han dejado que este certamen sea constante.

AGRADECIMIENTO

‘El Pollo Vallenato’, dejó infinidad de cantos, anécdotas e historias en su trasegar por la geografía del Caribe colombiano, pero ante todo fue un agradecido, especialmente con dos pueblos donde vivió por largo tiempo. Se trata de Fundación, y El Copey.

Al primero lo premió con una canción donde lo destacó en toda su importancia y exaltó a sus mujeres que tienen el encanto de una flor al abrir sus pétalos. Se trata del paseo, ‘Jardín de Fundación’.

Después hizo muchas referencias al pueblo donde vivió por 24 años al lado de su esposa Rosalbina Serrano e hijos. Una de ellas fue el suceso que llevó a canción, donde un mago llegó a El Copey vendiendo ‘menjurjes’ para corregir a los hombres, estafando a una cantidad importante de mujeres. También se soslayó con temas como ‘Flores copeyanas’ y ‘Palomita copeyana’, entre otras.

Pero el suceso que llamó poderosamente la atención sucedió el sábado ocho de abril de 1972, cuando celebró las Bodas de plata de su matrimonio con Rosalbina Serrano. Fueron varios días de parranda al lado de grandes acordeoneros y compositores. De ese festejo surgió la canción ‘Bodas de plata’, de la autoría del compositor Armando Zabaleta, grababa por Jorge Oñate y los Hermanos López.


MUERTE


Su deceso se produjo en la clínica El Prado de Santa Marta, donde estaba recluido por una crisis diabética que había obligado, cuatro meses atrás, a la amputación de un dedo de uno de los pies. También padecía una complicación prostática.

Murió en la completa miseria, según escribió Hernán Baquero Bracho: “Al médico José Carreño, quien salía de su turno en la clínica El Prado, le avisaron que ahí se encontraba Luis Enrique Martínez, muy enfermo. De inmediato acudió a verlo; ya la diabetes le había afectado una pierna. Lo saludó y lo halló muy desmejorado en la parte física; su penuria era infamante. Quedó tan impresionado el doctor Carreño que habló con el gerente de la clínica y le contó la situación del juglar, y logró que la entidad asumiera los gastos de su tratamiento en el centro hospitalario. El doctor Carreño lo evaluaba de manera diaria, y ahí entablaban tertulias”, escribió Baquero Bracho.

Un mes antes de fallecer, Luis Enrique había celebrado su cumpleaños número 72, rodeado del cariño y humildad de su familia más cercana, residente en una casa que, según el periodista Tony Pérez Mier, corresponsal del diario El Tiempo en Santa Marta, habían comprado entre las avenidas del Río y Libertador de la capital del Magdalena, gracias al dinero (diez millones de pesos) que entregó Carlos Vives, como regalías de la canción ‘La tijera’, agrupada en el trabajo discográfico ‘Los clásicos de la Provincia’.

Su partida ocurrió el 25 de marzo de 1995, rodeado del calor y afecto de su compañera perseverante Rosalbina Serrano. Las exequias se cumplieron en el cementerio Jardines de Paz de Santa Marta, dos días después del fallecimiento, bajo un cielo gris, triste, quizás por la despedida de ese ser generador de alegrías y orgullo costeño.

A su sepelio asistió el exalcalde de Barranquilla, el fundanense Edgar George González, y múltiples exponentes de la música vallenata. 

Consuelo Araujo Noguera, ‘La Cacica’, asistió al sepelio y escribió una extensa nota titulada: ‘No me guardes luto’. El día que se muera Enrique no quiero que se entristezcan, me hacen nueve días de fiesta para no morir tan triste.

“En medio de tantos valores de la música vallenata, muertos y vivos, Luis Enrique Martínez encarnó, mejor que ningún otro, las virtudes y condiciones de un juglar completo: Fue compositor; y si de eso nada más se tratara, sus cantos de estilo costumbrista fueron armónicamente musicalizados que por derecho propio se ubicaron en la lista de los clásicos del vallenato.

Fue el típico cantor cuya voz de acento parrandero pueblerino se impuso en un momento en que aún no habían surgido los poderosos vocalistas de ahora y se mantuvo en la aceptación y el cariño de un público exigente que no concebía los cantos de Luis Enrique - y los que él había grabado de otros autores - sino vocalizados por el mismo con su timbre peculiar y, finalmente, fue el acordeonero que tuvo el talento y la sagacidad para desentrañarle al instrumento todos los secretos de sus tonalidades, armonías y ritmos; a tal grado, que no es aventurado decir que a partir de él se termina la etapa del acordeón monorrítmico de un solo sonsote en el que parece que no existieran mayores posibilidades musicales, y comienza con fuerza y poderío una nueva musicalidad llena de notas más alegres, más sonoras, más brillantes que le dan un giro completo a la música vallenata.

Sobre esto nadie puede equivocarse. Fue Luis Enrique Martínez, el que “descubrió” - si así puede decirse – todos los recovecos intríngulis del acordeón; el que le exprimió los mejores jugos a la escala aprisionada en los botones y en el fuelle; y con él comenzó el nuevo estilo, la escuela de notas jocundas, limpias y vibrantes.

El pueblo lo supo desde el primer momento y así lo reconoció siempre. Por eso, en medio de este boom de nuestra música cuando aparecen de la noche a la mañana ídolos de papel y nombres que fulguran un día y mañana ya no son, ‘El Pollo Vallenato’, el acordeonero de El Hático de Fonseca, el Rey Luis Enrique Martínez, mantendrá su título de “Papá de los acordeoneros”, y seguirá caminando hacía la historia grande del folclor más bello del mundo, llevado en hombros del mismo pueblo alegre que lo acompañó toda su vida”.

‘La Cacica’ tuvo la razón. Ese era Luis Enrique Martínez, ‘El Pollo Vallenato’, el que nunca tuvo miedo a la hora de tocar.

SUS RESTOS

Su casa en El Hático

Años más tarde, mediante la gestión del entonces presidente del Festival del Retorno de Fonseca, el compositor local Luis Francisco ‘Geño’ Mendoza, logró convencer a la viuda Rosalbina Serrano de Oro,  para que los  restos de Luis Enrique fueron trasladados al Hatico, su lugar de nacimiento. Allí reposan en un mausoleo que para tal acontecimiento construyó la administración municipal.

Los restos de Luis Enrique una vez exhumados en Santa Marta fueron llevados primero a Valledupar donde algunos reyes vallenatos le rindieron homenaje en La Asamblea Departamental, donde entonaron entre otras su canción Jardín de Fundación. Luego fue trasladado hasta El Hático, lugar donde nació, donde desde el año 2003 permanecen en un mausoleo, en donde es visitado por propios y visitantes.

En ese mismo corregimiento en el año 2022 pusieron al servicio de la comunidad la casa memoria histórica de Luis Enrique Martínez, lugar que adecuaron para preservar y promover su legado. 

La iniciativa fue de la fundación que lleva el nombre del juglar con el apoyo del Fondo Mixto de la Cultura y las Artes, además de la Gobernación de La Guajira. 

Se trata de una casa de madera con paredes de barro en el mismo lugar donde vivió el ‘Pollo Vallenato’.

El dominador del fuete, el de la voz potente para cantar, el de la pluma costumbrista y gran querendón, permanecerá siempre en el registro de la cultura colombiana como uno de los más sobresalientes exponentes de la música vallenata.


El Hático de Fonseca

Luis Enrique Martínez: 100 años de su nacimiento | vida y obra

En el pueblo donde nació y reposan los restos de Luis Enrique Martínez, su recuerdo sigue intacto. Familiares, amigos y quienes lo conocieron hablan de él con mucho cariño y alegría.

“Luis Enrique ha sido catalogado como un gran músico, pero yo me atrevo a decir que fue aún más grande como familiar. Quienes lo tratamos damos fe de su don de gente, era un ser muy noble, alegre, mamador de gallo (jocoso), amante de los animales”, manifiesta Álvaro Pérez Argote, primo hermano de Luis Enrique Martínez.

Cuando el “Pollo Vallenato” llegaba a El Hatico era como si estuvieran celebrando el tradicional festival del arroz; llegaban familiares y amigos de casi todos los municipios de La Guajira y hacían parrandas que no terminaban hasta que se acababan los barriles de chirrinchi (ron artesanal hecho con caña).

“El pernoctaba donde el primo Eustasio “Tasio” Argote, quien le guardaba un barril de chirrinchi, y Luis Enrique apenas llegaba le ponía el pie a ese barril y hasta no agotar toda la existencia no se lo quitaba. ¡Eso sí! tocando todo el tiempo su acordeón y comiendo de todo, porque era bastante comilón, y a él le hacían sus banquetes”, cuenta Álvaro.

“Cuando yo estaba pelao (niño) y el “Pollo” venía al pueblo me regañaban porque yo me escapaba para ir a verlo donde hacían las parrandas, y yo lo que quería era tocar algo con él”, recuerda Freddy Martínez, un compositor y verseador del corregimiento El Hatico.

Su legado sigue vivo

Luis Enrique Martínez: 100 años de su nacimiento | vida y obra

“Existe una deuda con el nombre de Luis Enrique Martínez y por eso desde su tierra natal creamos una fundación que lleva su nombre, y que tienen como objetivo exaltar su memoria y hacer que se le reconozca como el acordeonero más grande de la música vallenata” afirma Dalys Bolívar, vicepresidenta de la Fundación Luis Enrique Martínez.

Al conmemorarse cien años del natalicio de “El Pollo Vallenato” desde la fundación se resaltan dos grandes logros: la consolidación de la Casa Memoria Histórica y Patrimonial Luis Enrique Martínez, lugar donde nació y creció el juglar, y lo segundo tiene que ver con la escuela de formación musical dirigida a los niños y las niñas del corregimiento.

“El Hatico es un pueblo donde la gente tiene un talento natural, los niños nacen con ese don para la música y por eso es importante que tengan como referente a nuestro máximo juglar que es Luis Enrique Martinez”, explicó Dasnelli Bolívar, miembro de la fundación Luis Enrique Martínez.

Debajo de un palo de mamón y con una fotografía de “El Pollo Vallenato” como testigo, 20 niños reciben formación gratuita en acordeón, caja y guacharaca, y todos ellos comparten un mismo sueño “queremos ser tan grandes como Luis Enrique Martínez, seguir con su legado”.

Carlos Díaz, maestro de acordeón encargado de impartir las clases en la escuela musical Luis Enrique Martínez asegura que “este trabajo que hacemos ad honorem, motivados por el amor a nuestro pueblo y a Luis Enrique Martínez, vale la pena cuando hay tanto talento; es gratificante saber que estamos transformando a través de la música un territorio que se vio afectado por el conflicto, y que la presente y las futuras generación siempre tendrán presente a Luis Enrique Martínez Argote y lo exaltarán como nuestro máximo juglar”.

CENTENARIO


Con motivo de cumplirse el centenario de su natalicio y por su exaltada gesta musical el 56° Festival de la Leyenda Vallenata del año 2023, será en homenaje al Sexto Rey Vallenato Luis Enrique Martínez Argote, quien con su acordeón dejó sentada su impronta en el folclor.

“Al cumplirse el centenario del natalicio del Rey Vallenato Luis Enrique Martínez, a quien todos hemos destacado por dejar la más grande escuela de la música vallenata que se esparció por el Magdalena grande, se le hará el homenaje en el 56° Festival de la Leyenda Vallenata. Será la ocasión para continuar dando a conocer su legado musical”, expresó el Presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina Araújo.


Ver también: 

REPERTORIO MUSICAL


Composiciones:

  • Luis Enrique Martínez
  • Jardín de Fundación
  • Los Morrocoyos
  • Soy el vallenato
  • El gavilán de El Paraíso
  • El pollo vallenato: grabada por Carlos Vives y Egidio Cuadrado.
  • No te da dolor
  • El mago de El Copey
  • El gallo jabao
  • La carta
  • Que dolor
  • La fama
  • La niña esquiva
  • El parrandero
  • Maricela
  • Amor irresistible
  • El hombre divertido
  • Adiós corazoncito
  • La cereteñita
  • Mi chinita
  • Alegre golondrina
  • El corralero
  • Por ti vivo delirando
  • Lucero de la montaña
  • La dejó el tren
  • El sonsito
  • La puertecita
  • La botellita
  • La despedida
  • No me guardes luto
  • El pique
  • La vaciladora
  • La Tijera
  • Seis días de la semana
  • Zunilda
  • Flores copeyanas
  • La novilla
  • Alcirita
  • Mujer irresistible
  • Saludo cordial
  • Los recuerdos de Ocha
  • Secreto raro
  • Mi morenita
  • La Corocito

Ver: 

Discografía

Algunos de los álbumes musicales grabados por Luis Enrique:
  • 1964: Luis Enrique Martínez con conjunto lírico vallenato
  • 1964: Tres reyes del acordeón Vol. 1
  • 1964: Tres reyes del acordeón Vol. 2
  • 1965: Cereteñita
  • 1965: Ases del acordeón Vol. 1
  • 1965: Tres reyes del acordeón Vol. 3
  • 1965: Tres reyes del acordeón Vol. 4
  • 1966: Tres reyes del acordeón Vol. 5
  • 1966: Tres reyes del acordeón Vol. 6
  • 1966: Ases del acordeón Vol. 2
  • 1967: Los pioneros del acordeón
  • 1967: Tres reyes del acordeón Vol. 7
  • 1967: Tres reyes del acordeón Vol. 8
  • 1968: ¡Los campeones del Festival Vallenato!
  • 1968: Tres reyes del acordeón Vol. 9
  • 1968: Tres reyes del acordeón Vol. 10
  • 1975: "El pollo vallenato" Buen querer
  • 1969: Tres reyes del acordeón Vol. 11
  • 1969: Tres reyes del acordeón Vol. 12
  • 1970: Candelazos curro Vol. 14
  • 1971: La pijama de palo
  • 1971: Los tres grandes del acordeón vallenato Vol. 2.
  • 1973: Ganador 6to Festival de la Leyenda Vallenata 1973
  • 1973: Relatos de Macondo
  • 1973: El gran vallenato
  • 1973: 5 grandes del acordeón
  • 1973: Puro vallenato
  • 1974: Vallenatos
  • 1974: Luis Enrique Martínez y su conjunto
  • 1974: Vía libre al vallenato
  • 1975: Duelo de acordeones
  • 1979: Realeza Vallenata Vol. 5
  • 1982: El reencuentro
  • 1982: Dos grandes del auténtico vallenato
  • 1985: La niña esquiva
  • 1985: Clásicos del vallenato
  • Cumbia de Valledupar / Cumbia Feliz
  • 1991: Herencia Paternal
  • 2006: Historia musical


Lengua 
(Paseo)

Me gusta Chivolo 
por que el pueblo es bueno
tiene vida propia 
y ambiente muy sano
solo a dos personas 
hay que tenerle miedo
a Pacho Parrado 
y a José Lozano
solo a dos personas 
hay que tenerle miedo
a Pacho Parado 
y a José Lozano

dicen que Chivolo 
vivía embaucado
y muchas personas 
hacían negocios buenos
ahora dicen que el diablo 
se ha retirado
desde que Jose y Pacho 
están en el pueblo
no me imagino porque 
se ha ido el diablo
hombre tan malo 
y de tanto poder

no me imagino 
porque se ha ido el diablo
hombre tan malo 
y de tanto poder
andan diciendo 
que pacho y lozano
lo andaban buscando 
pa hablar con el
andan diciendo 
que pacho y lozano
lo andaban buscando 
pa hablar con el

si el diablo se ha ido 
es que algo sospechaba
de José Lozano 
y de Pacho Parrado
de que esa lengua brava
se fue de chivolo 
y nunca ha regresado
de que esa lengua brava
se fue de chivolo 
y nunca ha regresado

ellos personalmente 
no es que sean malo
es que tienen la lengua 
bien afilada
pobre aquel que llegue 
pidiéndole un trago
a donde tienen 
su parranda formada
pobre aquel que llegue 
pidiéndole un trago
a donde tienen 
su parranda formada

y llega un pobre 
le da los buenos días
ya dice Jose 
llego la mala suerte
entonces Pacho 
le pone la jillete
y sientete negro 
no vas a la elvia
a Jose y Pacho 
no se lo que les pasa
no gustan de pobres 
ni gustan de negros

si es pa parrandear 
toman con el de plata
porque ese ha sido 
la costumbre de ellos
Jose y Pacho 
son de lengua terrible
ya tienen fama 
en la nación entera
Jose y Pacho 
son de lengua terrible
ya tienen fama 
en la nación entera
hombe Enrique Martínez 
cuando llega 
a la tierra chivolera.

FOTOGRAFÍAS


En Fundación con los ganaderos que apoyaron su talento.
En la foto: Don Francisco Sierra, Don Efraín Sánchez,.. Luis Enrique

Juglares del Vallenato:
Alejo Durán, Andrés Landero, Náfer Durán.


Ver también: 


.

2 comentarios:

  1. Felicitaciones por este artículo que rememora al más grande de los juglares del Vallenato, que vivió y se forjó en el otrora Fundación del progreso.

    Es una auténtica vergüenza que los líderes de Fundación han sido inferiores al legado del pasado, ni hayan destacado con monumentos el aporte a la cultura de estos maestros. Igual suerte han corrido Juancho Polo, Chema Martínez, Pepe Posteraro, Antonio María Peñaloza, Chelo Rojano, Camilo George, Los Villa, Mane Pata Pelá, entre otros...

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