El Padre Jesús Emel Arévalo Torrado, nació en la Playa de Belén, Norte de Santander, el 5 de Mayo de 1921.
Fue ordenado sacerdote el 23 de junio de 1946, en la Catedral de Santa Marta de manos de Mons. Bernardo Botero Álvarez.
Inició sus formación clerical en el seminario de Ocaña, y terminó sus estudios teológicos en Santa Marta.
El territorio de la Diócesis de Santa Marta, antes de 1962, estuvo integrada por lo que hoy es el Departamento del Magdalena, y por algunos municipios que hoy conforman la Diócesis de Ocaña. El 26 de octubre de 1962 mediante la bula Quoniam arcana del papa Juan XXIII, erigió la diócesis de Ocaña, obteniendo territorios de la diócesis de Santa Marta y del vicariato apostólico de Barrancabermeja (hoy diócesis de Barrancabermeja). Esta es la razón por la que al momento de la separación de estas dos diócesis varios de los sacerdotes de la provincia de Ocaña continuaron incardinados en la diócesis de Santa Marta, entre ellos, el P. Arévalo, el P. Ortiz, el P. Puentes...
En Pivijay
El Padre Arévalo a sus 28 años fue nombrado párroco de la Iglesia San Fernando del municipio de Pivijay, desde donde también atendía a Salamina. En esta parroquia ejerció su ministerio en dos ocasiones: del 23 de julio de 1949 hasta 1953, y desde el 19 de marzo de 1960 hasta el 26 de marzo de 1973.
En este municipio se le recuerda por su incansable labor pastoral por las intransitables vías rurales de ese municipio a lomo de caballo, también por haber llevado a las hermanas Lauritas a que abrieran una casa y un colegio, y por enfrentarse con su recio carácter nortesantandereano a las malas costumbres, por eso en una ocasión sufrió un atentado a bala estando en la casa cural, por fortuna en esos momentos estaba ubicado en otro lugar de la vivienda rezando el breviario, la causa de ese atentado fue su oposición a la apertura de un burdel en esa ciudad.
En Fundación
De Pivijay salió para Fundación, cuando monseñor Javier Naranjo Villegas lo nombró párroco de la Iglesia San Rafael. En esta parroquia estuvo desde el 27 de marzo de 1973, hasta el 30 de junio de 1993, por veinte años ejerció su ministerio sacerdotal en esta ciudad.
El Fundación se le recuerda por su recio temperamento en sus homilías, llamando las cosas por su nombre, pero a la vez por su trato apacible en lo personal. Era usual verlo a diario visitando familias en sus hogares, compartiendo con ellos y brindándole los auxilios sacerdotales.
Por la escasez de clero atendía también varias poblaciones de los alrededores, como San Ángel, Algarrobo, Monterrubio, Doña María, Santa Rosa, Bellavista, entre otras.
Era un hombre que le gustaba el campo, tuvo predios dedicados a la ganadería y al cacao. Le encantaba montar a caballo, era habitual verlo cabalgar por las calles de Fundación en las fiestas patrias y en la feria ganadera.
Tenía un sentido compromiso por lo social, por esta razón hizo parte del Club de Leones y de la Defensa Civil.
Dado el crecimiento vertiginoso de Fundación, el padre Arévalo se dio a la tarea de promover la construcción de dos nuevos templos que luego fueron parroquias: la Parroquia María Auxiliadora y la del Señor de los Milagros. Estuvo en la bendición de la primera piedra de ambos templos; en 1986 María Auxiliadora, y en 1993 en la del Señor de los Milagros.
A lo largo de su tarea pastoral siempre contó con la ayuda de su prima Ana Dilia Arévalo Montagout, quien falleció un 8 de nov. de 2003 en Abrego.
Muerte
A raíz del vil asesinado de don Hernán Gómez Peláez (junio del 2002), el Padre Arévalo dada su estrecha amistad que tenía con este dirigente político y comercial, comenzó a experimentar grandes cambios en su salud, al punto que comenzó a perder la memoria, por esta razón le pidió a mons. Ugo Pucini Banfi que le permitiera volver a su tierra para pasar sus últimos años rodeado de su familia, y fue así como en junio del 2003, a sus 72 años, partió para Abrego. En esta ciudad en 1996 celebró sus 50 años de sacerdocio (una nutrida delegación de Fundación asistió).
También presentó cáncer de piel, y con la perdida total de su memoria y una notoria ulcera de piel (escaras) producto de una larga estancia en cama, falleció un 27 de marzo del 2000, a sus 79 años de edad. Sus restos se encuentran en el cementerio de esa ciudad.
Registros gráficos
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