Por: Joaquín Villa Calvano †
Yo nací en Fundación, y me crié en el barrio Centro, a los alrededores del Parque 7 de Agosto, donde LA FAMILIA era el comienzo de todo. No había dramas porque las situaciones se cortaban de raíz... y borrón y cuenta nueva!.
Si te portabas mal te daban un chancletazo o varios, y si te ponías malcriado y contestón te daban en la boca y en caso de sangrar nuestras madres nos untaban de tomate y azúcar. Los niños NO discutían con sus padres, los padres eran la ley!
Los primos eran tus hermanos, y los compañeros del colegio tus primos. Los profesores eran modelo y no se les faltaba el respeto.
Mis Padres me enseñaron a saludar, a despedirme, a decir gracias y a pedir permiso. Y Jummmmm... a entender el lenguaje de los ojos! 👀.
Salíamos a jugar con los vecinos de la cuadra. Todos juntos, era toda una aventura!...
Nos subíamos a los árboles a coger mangos, mamones, nísperos peras, grocellas, almendras y guayabas.
Las niñas jugaban a la comidita con las hojitas de los palos, también reinados, y bautizaban las muñecas.
Comíamos lo que nuestras madres cocinaban y PUNTO!: granos, pollo, carne, pescado, verduras, frutas, sopita y seco.
Por las mañana, casi todos los días... esperábamos a NICO, el vendedor de guineos maduros, nos pegábamos a su ferry y él nos regalaba guineos.
Por las tardes merendábamos un raspao, o un helado de cono al son de la campanita del mismo (cuando se acercaba el primer adulto al carrito, éste terminaba comprándole a TODOS los niños de la cuadra.
Nos gustaba hacer los mandados a la tienda del sr. Fermín, ya que siempre nos daba una "ÑAPA".
Y ni se diga de las panochas cuando pasaba el carretillero pregonando: pan, pan, pan 🎵🎵 Las paletas o bolis de agua, el peto, las alegrías, los bollos !!!
Jugamos a fútbol, béisbol, boliche, el yoyo, la pirinola, la botella, el trompo, el escondite, la peregrina, a brincar la cuerda, la lleva, que pase el rey, a recorrer el mundo, al escondido, a stop (destreza motora gruesa), a los jazzes (destreza motora fina)..., o muchas horas a la orilla de nuestro orgulloso Río Fundacion...
Podíamos caminar de arriba para abajo o nos montábamos en nuestras bicicletas Monareta o Chopper (el que tuviera), patinábamos e íbamos a jugar a casa de un vecino (y no entrábamos a los cuartos).
No teníamos miedo a nada (cuando se iba la luz nos sentábamos con la familia en las terrazas a oír cuentos y mirar al cielo estrellado hasta que los más pequeños nos dormíamos).
Respetábamos a nuestros ancianos o personas mayores. Se nos enseñó el respeto por los demás y por la propiedad ajena.
No se hablaba si un adulto estaba conversando.
Las contadas peleas eran a puños, y eso mientras nos nos separaban.
Los niños no teníamos armas, excepto revólveres de palo o de fulminantes para jugar a los vaqueros!
En Carnavales echábamos maizena y el miércoles de ceniza echábamos agua o tirábamos bolsitas de agua, y nunca hubo problema alguno... Como gozábamos!!!
Cuando se hacía de noche sabíamos que era hora de entrar, con un llamado de nuestra mamá o un chiflido de nuestro papá.
Nos encantó ir al Colegio, teníamos amor, cariño y respeto por los profesores!
De la boca de nuestros ancianos escuchábamos historias y consejos. Sabíamos que si le faltábamos el respeto a algún adulto nos darían un correazo, nalgada, cocotazo, jada de patilla, muchas veces con el rejo de Martín Moreno, la chancleta voladora, la regla, o una buena pela con la mano.
Cuando pasaba un avión, todos los niños salíamos a verlo y le gritábamos a voz en cuello : Adioooos! Adioooos! Jejejejeje
Y ni se diga de bañarse en un aguacero debajo de los chorros; eso era diversión pura!!!.
Íbamos a la casa de nuestros vecinos donde nos daban comida a todos! Nadie cogía nada sin permiso y no se hacía desorden porque siempre nos ponían a recogerlo.
Conocíamos a todos los de la cuadra y de pronto a los de tres o cuatro cuadras más allá, y TODOS, nos echaban ojo!.
Esperábamos con ansias la época de Navidad {8-24-31}, era la época era la más hermosa de nuestra niñez.
Como me gustaría que pudieramos volver a esos tiempos...
Porque estamos perdiendo a nuestros hijos en una sociedad sin respeto a la autoridad, sin valores.
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