febrero 08, 2023

EL COPEY, CORREGIMIENTO DE FUNDACIÓN

Un episodio olvidado: el intento de convertir a El Copey en corregimiento de Fundación.



Por: Alberto Rafael Carrillo Guzmán 

La fundación de El Copey se remonta al año 1936, gracias a José Antonio Gutiérrez, quien era conocido como “Loño”. Su nombre proviene del árbol COPE, abundante en esta región.

Esta población adquirió gran importancia y rápido crecimiento por el trazado en los años 30s de la nueva carretera Valledupar–Fundación, a tal punto que a los pocos años, fue erigido corregimiento del Municipio de Valledupar (1953).

Su ubicación ventajosa para la explotación de las tierras agrícolas, un sostenido desarrollo demográfico y económico, lo llevaron a ser elevado a la categoría de cabecera municipal, el 3 de noviembre de 1971, segregado de el Municipio de Valledupar.

Corregimiento

En los años 50s dirigentes cívicos de El Copey al notar su rápido crecimiento, emprenden una lucha que condujo a que fuera reconocido como corregimiento, motivados en el sueño de un mejor futuro, y de un anhelado desarrollo.
Luego de ser reconocido como corregimiento en el año 1953, la inconformidad por el tratamiento que recibían por parte de la administración de Valledupar se fue convirtiendo en el combustible que animó a la comunidad a buscar otras alternativas de jurisdicción. Si bien es cierto se había logrado un reconocimiento político-administrativo, los problemas en la población seguían vigentes, el anhelado desarrollo no aparecía y la mano del estado no se hacía presente con la celeridad esperada por la ciudadanía.
Para la historia quedaría que el cambio de estatus político sólo surtió efectos en el papel, pues la realidad seguía siendo la misma y el abandono del estado estaba al orden del día. Políticamente el caserío se convirtió en una célula del municipio de Valledupar de cuya cabecera la separaban más de cien (100) kilómetros, que atravesarlos resultaba toda una odisea para la época, dado el estado de las vías y las características de los medios de transporte propios de ese periodo histórico.

De tal suerte que hacer trámites y gestiones ante el gobierno municipal resultaba extremadamente dispendioso, demandaba descomunales esfuerzos, significaba transitar por una carretera destapada que atravesaba el temible Alto de las Minas; tramo trazado al borde de un abismo, que cobró muchas vidas de quienes por allí se movilizaron.
No fue mucho el tiempo transcurrido, para que los dirigentes canalizaran el inconformismo de las gentes e intentaran alternativas para redireccionar el rumbo que habría de tomar el nuevo corregimiento.
La problemática fundamental que se planteaba se puede resumir así:
Los habitantes sentían que no estaban recibiendo un tratamiento digno, desde el punto de vista político administrativo por parte de la cabecera municipal, se sentían abandonados y las obras que el corregimiento requería no aparecían en el horizonte inmediato.
La distancia que separaba al corregimiento de la cabecera municipal, se tenía como demasiado grande (más de cien kilómetros), esto dificultó las relaciones comerciales y el trámite de las diligencias oficiales.
Históricamente las relaciones comerciales y sociales se desarrollaban en su mayoría con el cercano Fundación, quien hacía pocos años había sido creado como municipio (1946), del cual lo separaban unos cincuenta kilómetros, con una vía en mejor estado que no implicaba surcar por la sierra nevada, y que además los ponía en comunicación con las ciudades de Barranquilla y Santa Marta por medio del ferrocarril que tendía su carrilera entre la capital del departamento del Magdalena Grande que era Santa Marta y Fundación.

Recordemos que para entonces Valledupar era un municipio del departamento del Magdalena grande, y no poseía la importancia económica que luego logró.
En este escenario, surge una nueva propuesta a la cual se sumaría el vecino corregimiento de Caracolicito, que se sentía igualmente abandonado, y consistía en solicitar su anexión al municipio de Fundación, dejando de pertenecer al municipio de Valledupar.
Si algo se le debe reconocer a la dirigencia copeyana de eses entonces, es su diligencia, su capacidad para emprender proyectos e intentar concretarlos, su dedicación a trabajar por el beneficio de la comunidad y los acontecimientos aquí descritos así lo demuestran
No muy bien había surgido la idea de modificar las relaciones geopolíticas de El Copey; pensando en dejar de ser corregimiento de Valledupar y anexarse en esta misma condición al municipio de Fundación, cuando todas las energías se encaminaron en pro de este propósito.
Quienes leen estas líneas y las nuevas generaciones, a la luz de hoy, pueden juzgar y considerar que esta propuesta era un despropósito, pensaran; ¿Cómo se les ocurrió pensar siquiera en ser corregimiento de Fundación y desligarse de Valledupar? Y podrán acotar además, que los municipios del Magdalena se encuentran en un mayor estado de abandono en comparación con sus similares del Cesar.
Pero el análisis nos permite concluir todo lo contrario y mostrarnos, que los impulsores de la idea, tienen una visión clara de lo que era más conveniente en ese momento histórico. Para ello hay que ubicarse en el tiempo, estamos hablando de hechos acaecidos para el año 1954, cuando todos estos territorios constituían el Magdalena Grande, cuya capital era Santa Marta y ahí en ese escenario, tiene lógica, sentido y visión con una clara perspectiva de desarrollo, la propuesta de la dirigencia cívica de El Copey.
Si El Copey hacía parte del Magdalena, resultaba más conveniente ser corregimiento de Fundación que de Valledupar, por su cercanía con una vía de comunicación en mejor estado, que conducía a Barranquilla y Santa Marta epicentros del desarrollo en el caribe colombiano lo cual facilitaba las relaciones administrativas y comerciales.
Por convicciones y por razones geográficas, a la cruzada de anexarse al municipio de Fundación, se sumó el también corregimiento de Caracolicito, a partir de ese entonces el futuro de ambas poblaciones quedarían ligadas para siempre.
Tenían en común el estado de abandono en que se sentían sumidos, la falta de atención a las necesidades, el trato discriminatorio, por parte de la dirigencia Vallenata que no incluía en los presupuestos públicos las partidas necesarias para dar solución al clamor popular. Con estas banderas, se puso en marcha la “causa separatista”
En esta intentona, se vincularon dirigentes de Fundación quienes veían con “buenos ojos” la posibilidad de anexión de los corregimientos de Caracolicito y El Copey, entre otras cosas debido a que la familia Restrepo (impulsores del desarrollo de El Copey) tenía propiedades en ambas jurisdicciones, varios juglares del vallenato como Luis Enrique Martínez, vivieron tanto en Fundación como El Copey, entre otros contactos de cercanía
Como evidencia de lo actuado, se encuentra un oficio fechado el 7 de enero de 1954, donde los habitantes de los corregimientos se dirigen al señor gobernador del departamento del Magdalena, formalizando sus peticiones.
Por la importancia histórica del documento y para evidenciar la visión que tenían los dirigentes del momento, se reproducen en su totalidad, gracias a la generosidad de Mayra Caballero Restrepo, quien nos facilitó copia del mismo tomada del archivo de sus señor padre Luis Caballero Serna.

CONTENIDO DE LAS MISIVAS

Señor:
Gobernador del departamento
SANTA MARTA
Los firmantes de este Memorial, mayores de edad y vecinos de los corregimientos, de El Copey y de Caracolicito, sin distingos ni de clases ni colores políticos, inspirados únicamente en anhelo regional, respetuosamente nos dirigimos al propio mandatario, para manifestarle y pedirle lo siguiente:
Desde la creación de estos corregimientos nos hemos sentido más vinculados al municipio de Fundación por razones de índole comercial, ya que nuestro desenvolvimiento económico crece cada día más, amén de otras actividades que caminan parejas con el codiciado progreso a que tienen derecho los pueblos, para sentirse dignos y respetables ante los otros que forman el conglomerado del territorio nacional, regidos hoy por un gobierno democrático.
Otro aspecto esencial de esos vínculos, son sin duda, la distancia, pues solo nos separan de fundación 51 kilómetros, mientras de Valledupar, a quien pertenecemos hoy nos separan 115, motivo este que implica un mejor contacto entre los dos lugares, hasta el extremo de que los mismos asuntos oficiales se dificultan y entorpecen, por las causas que dejamos anotadas en este párrafo, es decir, que la referida distancia, entre Valledupar y estos dos pueblos, dificultan tanto el intercambio comercial como oficial y viceversa.-
En consecuencia, pedimos al señor gobernador, que, previo los requisitos legales y con la aprobación del consejo de gobierno, se decrete la anexión de los corregimientos de El Copey y Caracolicito al municipio de Fundación y se proceda a la formación de sus nuevos límites, para que la comisión que se nombre al respecto proceda de inmediato a la demarcación correspondiente que indica la ley en estos casos.-
El Copey, Enero 7 de 1954.

Otras comunicaciones
Como se pueden observar las razones para solicitar la separación de Valledupar y la anexión a Fundación estaban soportadas en argumentos válidos y sólidos, que para comprenderlos tenemos que tener una visión de conjunto de las circunstancias históricas en que se dan los acontecimientos.
En ese mismo orden de ideas aparece una serie de intercambios vía telegrama entre la dirigencia de El Copey, Caracolicito, Fundación y la gobernación del Magdalena, buscando a toda costa la materialización de la solicitud expresada en el memorial anteriormente citado.
Citamos textualmente telegrama donde se le solicita audiencia al gobernador ABRAHAM H. MORA para tratar el asunto.

Fundación, febrero 27 de 1956.

Dr:
ABRAHM H. MORA
Santa Marta
Rogamósle nombre ciudadanía Fundación hónrenos vuestra compañía para presentar gobernación memorial habitantes corregimientos Caracolicito-Copey solicitando anexión municipio de Fundación. -sírvase solicitarnos audiencia para lunes cinco marzo.- amigos (Fdos) Guzmán Granados de la Hoz, Sinforiano Restrepo, Fernández Ternera, Juan Lara Aguancha, Luis Caballero Serna.-

Como es natural, la dirigencia Vallenata reaccionó ante este movimiento separatista y logró frustrarlo, la audiencia solicitada fue concedida para el siete (7) de marzo de 1956, en ella la vocería, por Fundación, Caracolicito y El Copey estuvo a cargo del abogado Joaquín Miranda Lobo, quien esbozó las razones que motivaban la solicitud de modificación de la geopolítica departamental, anexando a Caracolicito y El copey al municipio Fundación. Esta petición fue negada por la gobernación departamental y la misma es hoy solo un vago recuerdo que se ha ido diluyendo con el paso del tiempo.



Nota: Abraham H. Mora, fue un dirigente conservador, Gobernador del Magdalena, Representante a la Cámara, Diputado, Concejal por Santa Marta y ocupó diversos cargos públicos. Falleció en Santa Marta a causa de un infarto cardíaco cuando tenía 85 años, un 28 de nov. de 1990-


Ver también:

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3 comentarios:

  1. Excelente historia. Sigue esta página recordando nuestra historia. Gracias

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  2. Lastima no haberse hecho realidad esas petisiones

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  3. Francis co Miranda mercado

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