El sacerdote Pablo Helí Ortiz Bayona, Nació un 18 de abril de 1929, en el municipio de la Playa de Belén, Norte de Santander, y falleció en Fundación un 18 de Junio del 2013.
Hijo de Agustín Ortiz y Anastasia Bayona, y miembro de una familia conformada por 7 hermanos: Sara y Ramiro, Elena, Lilia Rosa, Isabel y Ana de Jesús. Fue bautizado, e hizo la primera comunión en la parroquia San José de la Playa de Belén.
Realizó sus estudios en el seminario conciliar de Ocaña, dirigido por religiosos, de ahí siendo aún muy joven, comenzó a discernir su vocación sacerdotal y cuando ésta fue creciendo, pasó al seminario Mayor de Santa Marta y posteriormente al de Cartagena. En esa época la Diócesis de Santa Marta comprendía entre su jurisdicción la provincia de Ocaña.
Fue ordenado sacerdote en la catedral de Santa Marta, el 25 de Octubre de 1953, de manos de un Obispo auxiliar de Santa Marta, siendo obispo de la diócesis Monseñor Bernardo Botero Álvarez.
Fue enviado a la parroquia de Salamina, permaneciendo en ese lugar solo 2 meses, puesto que fue trasladado a la iglesia León XIII, en Norte de Santander, en donde permaneció pocos años.
Luego fue trasladado al Municipio de Guamal, donde fundó una escuela llamada Santa Teresita del niño Jesús de la cual fue su director. En esta ciudad además de ejercer su ministerio sacerdotal y debido a las precarias condiciones del pequeño pueblo, también era el "médico" que atendía y curaba a los feligreses tanto de cuerpo como del Alma. En ese municipio fue igualmente rector del colegio Normal de Señoritas y continuó la construcción de la parroquia nuestra señora del Carmen. Atendió pastoralmente con mucho ahínco y en medio de muchas dificultades a los diferentes corregimientos aledaños a esa parroquia, siempre a lomo de mula, pues en esa época no existían carreteras ni medios modernos de comunicación.
EN FUNDACIÓN
Con Mon. Javier Naranjo Villegas, P Molina y el P. Vargas |
De Guamal fue trasladado a Fundación como párroco de la Iglesia San Rafael, en reemplazo del recién fallecido Padre Adriano Puentes. En ésta parroquia permaneció unos tres 3 años desde 1969 hasta principios de 1972, dando muchos frutos espirituales por los cuales aún es recordado con mucho afecto.
En 1972 el Padre Ortiz fue trasladado a la parroquia San Fernando Rey de Pivijay, donde fue sacerdote por 20 años, allí también a lomo de mula y en unas condiciones poco aptas en cuanto a vivienda, servicios y transportes, asistía a sus feligreses de todos los corregimientos, distinguiéndose por ser sacerdote muy humano y desprendido.
De Pivijay tuvo que salir de madrugada con su "hijo" de crianza Willian Florián, debido a que sus pobladores se revolucionaron, pues no deseaban que les trasladaran a su sacerdote de toda una vida. Por salir a escondidas ocasionó gran tristeza en la mayoría del pueblo, debido al aprecio y la admiración que le profesaban.
De Pivijay pasó a Santa Marta a la parroquia San Luis Beltrán, luego a la de Santa Ana y más tarde a la de San Judas Tadeo, siendo ésta su última parroquia. En Santa Marta permaneció unos 10 años. En el año 2003, luego de una ardua vida pastoral, decide junto con su familia irse a descansar a su casa en Fundación, donde transcurrió sus últimos años de vida, rodeado del cariño, la dedicación y el respeto de todos los suyos. El Obispo de Santa Marta lo nombró Vicario Parroquial de San Rafael de Fundación, cargo que ejerció en medio de sus limitaciones de la edad, atendiendo a los enfermos, administrando el sacramento de la confesión y celebrando a menudo en el cementerio San Rafael.
El Padre Ortiz y Willian Florian Rangel
Cuando el Padre Ortiz ejerció su ministerio sacerdotal en Guamal, conoció entre sus feligreses a la familia de William Florian, los cuales eran personas muy humildes y con muchos hijos. Como la vida en Guamal no fue fácil para ellos, decidieron regresarse a vivir en una pequeña finca que tenían cerca a El Banco Magdalena. En vista de que William estaba estudiando y le colaboraba al Padre como monaguillo, éste les propuso a sus padres que se lo dejaran a su cuidado y educación, ellos accedieron quedando desde muy temprana edad al cuidado de este sacerdote, de quien finalmente quedó convertido en su familia, que al final de su existencia veló por la ancianidad y enfermedad del sacerdote.
Siendo párroco de Fundación el Padre Pablo Helí, William conoció a Socorrito, quien para entonces era religiosa Terciaria Capuchina, se enamoraron y luego de abandonar su vida religiosa se casaron y conformaron una hermosa familia que tiene por hijos a: Jeannette, William Helí y William Fernando. Todos ellos reconocieron en el Padre Ortiz a un abuelo.
Socorrito y sus hijos fueron muy importantes en la vida del Padre, sobre todo en sus últimos años de vida que velaron por su cuidado, salud y bienestar.
Siendo párroco de Fundación el Padre Pablo Helí, William conoció a Socorrito, quien para entonces era religiosa Terciaria Capuchina, se enamoraron y luego de abandonar su vida religiosa se casaron y conformaron una hermosa familia que tiene por hijos a: Jeannette, William Helí y William Fernando. Todos ellos reconocieron en el Padre Ortiz a un abuelo.
Socorrito y sus hijos fueron muy importantes en la vida del Padre, sobre todo en sus últimos años de vida que velaron por su cuidado, salud y bienestar.
Fallecimiento
El Padre Ortiz falleció el 18 de Junio del 2013, luego de tener un accidente doméstico en su casa de Fundación, en el cual recibió un fuerte golpe en la cabeza.
Recibió sus exequias en la ciudad de Santa Marta el 20 de Junio, presididas por el Obispo Ugo Puccini Banfi y por el clero de la diócesis de Santa Marta.
Ver también: Sacerdotes de Fundación
OTRAS GRÁFICAS
El Padre Ortiz
en una Procesión en Fundación
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Padre Ortiz |
El Padre Ortiz, fue un ser humano maravillosamente generoso, nunca tuvo riquezas materiales y siempre vivió feliz y de manera humilde, disfrutando de las cosas sencillas que la vida y Dios también de manera generosa, le ofrecieron. Era devoto de la Santísima Virgen y de Santa Teresita del Niño Jesús, gozaba de un gran sentido del humor a veces un poco pícaro, pero era un hombre muy alegre. Su familia adoptiva, o mejor, la familia que Dios le dio, nunca dejó de agradecerle su amor, entrega y dedicación, por lo tanto como era apenas obvio, Cuando ya estuvo mayorcito, decidió ir a su casa familiar en Fundación a descansar. Ahí las personas de todas las edades, se acercaban con mucho respeto, buscando el sacramento de la confesión o simplemente para visitarlo y llevarle frutas o detalles que El recibía con gran alegría. El Pá, como le decían cariñosamente sus "nietos" fue un Padre amoroso y entregado y hasta su último día de vida y por supuesto que así mismo, fue retribuido con ese mismo amor por los suyos, por su hijo William, Socorrito y sus nenitos, como nos decía. Siempre en nuestros corazones, siempre en nuestra vida. Siempre, siempre, Pá
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