abril 11, 2005

APÉNDICE: FERROCARRIL DE SANTA MARTA

EL FERROCARRIL DE SANTA MARTA 
Y LA COLONIA PENAL DE BUENOS AIRES


EL FERROCARRIL DE SANTA MARTA

La “Sociedad Patriótica de Santa Marta” estuvo constituida por dirigentes magdalenenses residentes en Bogotá, en 1872: Vicente Lafaurie, Onofre Vengoechea, José L. Daníes, Manuel y Tomás Abello, José Antonio Obregón, Juan Antonio García, Gregorio Obregón, Luís Capella Toledo, Luís A. Robles, Juan de Dios Ucrós y Miguel Paz.

Ante la grave crisis del puerto de Santa Marta, propiciada por la puesta en servicio del Ferrocarril Barranquilla - Puerto Salgar, en 1871, y la dificultad para navegar por los caños de la Ciénaga Grande, por la continua sedimentación, la única alternativa que se presentaba era enlazar con una red férrea a Santa Marta con un puerto sobre el río Magdalena. 

La iniciativa de la “Sociedad Patriótica” llegó hasta la firma de un contrato de exploración para la vía férrea con el Gobierno Nacional, el 25 de Octubre de 1872, contrato que no tuvo cumplimiento. 

El precedente de la contratación con la “Sociedad Patriótica” motivó al Congreso de los Estados Unidos de Colombia, en la expedición de la Ley 89 de 30 de Mayo de 1873, sobre construcciones y fomento de vías férreas, navegación por vapor y colonización, a incluir un Artículo autorizando al Poder Ejecutivo Nacional para contratar el Ferrocarril de Santa Marta.

Archivos que documentan la historia del Ferrocarril de Santa Marta:

Diario Oficial. No. 2868.
Bogotá, Lunes 2 de Junio de 1873.

“Artículo 10º. Autorízase igualmente al Poder Ejecutivo para que, en los mismos términos y con las mismas condiciones de la presente Ley, pueda contratar el Ferrocarril que partiendo de Santa Marta venga a cualquier punto de la orilla del Magdalena, ó a alguna de sus ciénagas, siempre que su valor no exceda de tres millones de pesos.”

El 1° de Abril de 1881 los empresarios Robert August Joy y Manuel Julián de Mier firmaron con la Gobernación del Magdalena el contrato de exploración, estudios y construcción de un camino férreo, desde Santa Marta hasta la laguna del Cerro de San Antonio, contrato que fue aprobado por el Poder Ejecutivo Nacional por medio de la Ley 53 de 17 de Junio de 1881.

Don Robert A. Joy y Don Manuel Julián de Mier traspasaron su concesión férrea a la compañía inglesa “The Santa Marta Railway Company Limited”, traspaso aceptado por la Gobernación del Magdalena el 16 de Abril de 1890 y por el Ministerio de Fomento por Resolución de 27 de Agosto de 1890.

Registro del Magdalena No. 546. 
Santa Marta, 28 Mayo 1890:

“Resolución. Al memorial de 14 de Mayo 1890 de W. Ch. Copperthwaite:

Los Señores Manuel Julián de Mier y Robert A. Joy contrataron con el Gobierno la construcción de un Ferrocarril de esta ciudad al Banco en el río Magdalena. Los contratistas han cedido todos sus derechos y obligaciones en esta empresa a una Compañía denominada “The Santa Marta Railway Company Limited”. La existencia de la Compañía se comprueba en el Acta de instalación de dicha Compañía hecha ante Notario en Londres el 22 de Agosto de 1887 y registrada en dicho día; el acto de traspaso hecho por los Señores Mier y Joy está acreditado con la exhibición que han hecho en este Despacho de la Escritura hecha en Londres el 22 de Septiembre de 1887 y protocolizada bajo el número 15 ante el Notario de esta ciudad.

El carácter de apoderado está acreditado con el poder otorgado en Londres al Señor William Charles Copperthwaite por la Compañía “The Santa Marta Railway Company Limited” que también ha presentado el Señor Copperthwaite; por estas consideraciones,

SE RESUELVE:

1. Declárase “The Santa Marta Railway Company Limited” en el goce de todos los derechos, franquicias y privilegios concedidos por las Leyes 53 de 1881 y 51 de 1887 a la Empresa del Ferrocarril de Santa Marta.

2. Reconócese al Señor William Charles Copperthwaite como apoderado o representante de la Compañía “The Santa Marta Railway Co. Ltd.” En esta ciudad. Dése cuenta al Señor Ministro de Fomento. Santa Marta, 16 Abril 1890.

Comuníquese y Publíquese.- 
Ramón Goenaga.”


El Ferrocarril en Riofrío

El Ferrocarril fue inaugurado en Riofrío el 19 de Octubre de 1890. La Gobernación nombró Inspector de los trabajos del ferrocarril Riofrío-río Sevilla, al Doctor Antonio Salcedo Ramón. Los trabajos culminaron en el río Sevilla en 1896; no había puente ni “swiche” ni telégrafo. Tampoco hubo inauguración.

Registro del Magdalena. No. 570. 
Santa Marta, 28 Noviembre 1890:

“Ferrocarril de Santa Marta.- Acta de la inauguración del trayecto del Ferrocarril de Santa Marta a Riofrío. El domingo 19 de octubre del año de 1890, el Señor Gobernador acompañado del infrascrito Secretario de Gobierno, se trasladó al Corregimiento de Riofrío, con el objeto de inaugurar oficialmente el trayecto de línea que une esta Capital con aquella Villa y que alcanza ya a 50 kilómetros.- 

Para darle mayor solemnidad al acto y para implorar las gracias del Cielo hacia la Empresa, el Señor Gerente de la Compañía quiso que asistiera el Ilustrísimo Señor Obispo de la Diócesis quien bondadosamente se prestó a ello.- Los carruajes del Ferrocarril conducían gran número de personas notables de esta ciudad, de la de la Ciénaga y propietarios de Riofrío.- Al llegar al término de la línea y en el lugar en que se desprende el ramal que conduce al centro de las diversas haciendas el Ilustrísimo Señor Obispo bendijo el trayecto y el Señor Gobernador, declaró inaugurada la línea ó sea un tramo de 50 kilómetros que es algo más de la cuarta parte del camino que conduce al río Magdalena. 

Hizo votos por la prosperidad del Magdalena y de la Empresa que ha de redimir esta región privilegiada.- El Señor Obispo hizo uso de la palabra para manifestar en nombre de la Diócesis que le ha sido encomendada su regocijo y contento porque ve en vía de realización la obra que abre las puertas del porvenir del Magdalena.- 

El Señor W. C. Cooperthwaite, Gerente de la Compañía, dio las gracias por la eficaz cooperación que la Compañía había encontrado tanto de parte del Gobierno como de los habitantes de Santa Marta y la Ciénaga. Esta fausta nueva fue comunicada a los Excelentísimos Señores Doctor Don Carlos Holguín, Presidente de la República y Doctor Don Rafael Núñez, Presidente Titular.- 

Luego desfiló la comitiva aumentada con los varios caballeros que tomaron puesto en la Ciénaga hacia la hacienda de los Señores Lorenzo Bradbury y Mansel F. Carr denominada “La Florida”.- Tanto la casa de habitación de dichos Señores como el pabellón arreglado para recibir la comitiva y los almacenes de la finca, estaban engalanados con esmero y gusto, siendo de advertir el simbólico enlace de los pabellones colombiano e inglés y la ornamentación de plantas y frutos tropicales.- Para constancia se extiende la presente Acta.- El Gobernador, Ramón Goenaga.- El Secretario de Gobierno, José Gnecco Laborde.”

Registro del Magdalena. No. 996. 
Santa Marta, 27 Agosto 1896:
“Del Informe del Inspector del Ferrocarril, Señor Antonio Salzedo Ramón, fechado en Ciénaga, el cuatro de Agosto de 1896: “No hay apartadero (swiche) en Sevilla, por lo cual, al regresar, la máquina viene detrás de los carros hasta Orihueca… Por falta de local no existe telégrafo en Orihueca y Sevilla.”
Estando construido el Ferrocarril hasta el río Sevilla y su proyección tocando Aracataca, se inició un flujo de emigrantes hacia Aracataca, región entonces maderera, tabacalera y cacaotera; presento algunos pobladores del antiguo corregimiento de Aracataca, en 1891, donde están incluidos algunos vecinos de desaparecida Nueva Fundación de San Carlos de San Sebastián. 

El paisaje cultural comenzó a ser modificado por la acción de los colonos; caseríos antes florecientes se tornaron fantasmales, por el éxodo; Aracataca se nutrió demográficamente, iniciando un vertiginoso crecimiento: Para el censo de 1912 contó el Distrito Municipal de Pueblo Viejo (al que perteneció el corregimiento de Aracataca) con 6.373 habitantes; no hay datos parciales del Distrito. Y en 1918, el Distrito Municipal de Aracataca arrojó una población de 4.706 personas.

La Ley 61 de 31 de Octubre de 1903 aprobó el contrato celebrado entre la Gobernación del Departamento del Magdalena con el Gerente de “The Santa Marta Railway Co. Ltd.”, Señor Philips Henry Marshall, el 19 de Noviembre de 1901, con algunas modificaciones.

Diario Oficial. No. 11.939. 
Bogotá, 11 de Noviembre de 1903:

Las modificaciones fueron: 

“Artículo 1º La Compañía se compromete a construir el trayecto de línea férrea entre el río Sevilla y la margen meridional ó izquierda del río de San Sebastián, en el pueblo de La Fundación de San Carlos ó cerca de él, y a dar ese trayecto al servicio público dentro del término de tres años. Asimismo se obliga a llevar y dar al servicio público el Ferrocarril hasta la ribera oriental del río Magdalena, en la población de Plato ó cerca de ella, dentro del término de ocho años. Estos plazos se contarán desde la sanción de la presente Ley...”
“Artículo 5º El Gobierno garantiza a la Compañía un interés del seis por ciento (6 por 100) anual sobre el capital no mayor de 3.500 Libras por cada kilómetro que se compruebe haberse invertido en la prolongación de la línea, desde el río San Sebastián o pueblo de La Fundación de San Carlos hasta el río Magdalena en la población de Plato ó cerca de ella...”

Inauguración del Ferrocarril en Buenos Aires

Primeros años de La Envidia y Buenos Aires

Después de múltiples contratiempos y prórrogas, el Ferrocarril llegó a orillas de la ribera derecha del río Fundación en 1906, y su Estación terminal fue inaugurada en la antigua finca “Buenos Aires”, -hoy corregimiento del mismo nombre-,  el 22 de octubre del mismo año.  

Por obstáculos orográficos del terreno, la compañía férrea consideró necesario sacar del trazado del proyecto a La Fundación de San Carlos de San Sebastián. Esta población al estar ubicada en la parte baja de las estribaciones de la Sierra Nevada presentaba condiciones de relieve y geográficas desfavorables para la línea férrea. El quedar por fuera del trazado tal y como lo contemplaba el proyecto, aceleró la desaparición de este corregimiento en 1939, el cual se encontraba ubicado en lo que hoy es la Hacienda Bocatoma.

El discurso en el Terminal Férreo fue del escritor cienaguero don Demetrio Daniel Henríquez:

La Cruz Roja. No. 2. 
Ciénaga, Noviembre 4 de 1906.- 

“Fundación, Octubre 22 de 1906:

Señor P. H. Marshall.- 
Gerente de la Santa Marta Railway Co.- 
Presente.

Muy Señor mío: 

Uno con mucha satisfacción mi sincero aplauso al de todos los hijos del Magdalena al ver realizada por Usted la parte principal de una obra en la cual todos estamos vivamente interesados.

La casualidad me ha hecho la señalada merced de haber sido testigo presencial de la entrega que ha hecho Usted al público, de la nueva carrilera, nueve días antes de cumplirse la fecha fatal, y me siento orgulloso de que el Departamento de mi nacimiento alcance su prosperidad mediante la fe que en Usted tiene. Ya no se perderán estérilmente los frutos de la rica Zona que el Ferrocarril atraviesa, y todas estas poblaciones sacadas a luz en buena hora por Usted, bendicen su nombre y el del Gobierno presidido por el Señor General Rafael Reyes, por el interés que ha tomado en verificar este cambio tan favorable a nuestra vida y porvenir. 

Sírvase aceptar, Señor, esta manifestación espontánea de su atento s. s. D. D. Henríquez.”


Para la inauguración del Ferrocarril, el Inspector Interventor de “The Santa Marta Railway Co. Limited”, Señor Emigdio Pablo Solano, nacido en San Jacinto, Militar conservador de la Guerra de los Mil Días, invitó a un grupo de cataqueros, quienes en tren expreso se desplazaron a Buenos Aires; de regreso, enviaron el siguiente telegrama al Señor Presidente de la República: 

“Aracataca, Octubre 22 de 1906.-  
Excelentísimo General Reyes.-Bogotá.- 
Al amparo de la paz, que a costas de tantos sacrificios ha conservado Su Excelencia, se terminó ayer la línea férrea que conduce al Río Fundación. Os felicitamos complacidos por el gran bien que reportamos los hijos del trabajo.  
Firmado. 
José Rosario Durán, Agustín Ferrer, Luis Porto, Juan S. Porto, Isidro Fuentes, Francisco Buelvas, Faustino Mojica y otros más”.  

Recibida la obra hubo necesidad de reconstruirla en tramos, porque ante la proximidad del vencimiento del contrato, la empresa colocó durmientes de la palma “chingalé”, rieles de 30 libras, sin balasto alguno.

 La Voz de Santa Marta. Nos. 66 y 67. 

Santa Marta, 28 de Septiembre de 1911.

“La línea Sevilla- al río Fundación -terminada a prisa para que pasara por ella el General Reyes, en 1908- se hizo sin balastrar, con rieles de 30 libras y sobre durmientes de la palma llamada “Chingalé”, como si se tratara de un Decauville de uso privado. Después necesariamente ha sido preciso hacer una reconstrucción total, y si ciertamente la pérdida de los primeros trabajos aumenta el costo de la obra, esta primera construcción -de la manera como se hizo- no pudo costar £40.000, incluyendo solamente los puentes sobre los ríos Tucurinca y Aracataca.”

El ferrocarril atrajo a nacionales y extranjeros

Puente Papare

Bastó que se diera al servicio el ferrocarril y se iniciaran las exportaciones de banano para que este imán atrajese por igual a nacionales y extranjeros. El ferrocarril polarizó la inversión hacia la región. Las cumbiambas, los fandangos y las gaitas de millo llegaron de los pueblos ribereños y se establecieron en la Zona. 

Llegó la prostitución con nacionales y extranjeros. Y los extranjeros no olvidaron sus pianos, pianolas, organetas y acordeones: 

Se bailaba la polca, la mazurca y el vals. Y en los comisariatos de la “United Fruit Company” permanecían las últimas novedades para los apetitos de consumo, traídos por la gran Flota Blanca de esa compañía.

Los Jamaiquinos 

Para la construcción y mantenimiento de la red férrea y trabajo en el puerto de Santa Marta ingresaron a la Zona Bananera muchos jamaiquinos, toda vez que la inmigración no tuvo obstáculos legales. Sólo desde el 14 de Julio de 1906 se exigió al extranjero que ingresaba al país un pasaporte visado por un Ministro o Cónsul colombiano en el país de procedencia del inmigrante. Se inició la “Policía de Puertos”, y comenzó a operar la inmigración selectiva. Por su color negro, los jamaiquinos quedaron vetados para ingresar.

Voz de Santa Marta. No. 26. 
Santa Marta, 23 de Octubre de 1910:
Consulado de Colombia. -  
Kingston, 6 de Octubre de 1910. 20 East Street. 
Señor Jefe del Resguardo. Santa Marta. 
Señor: Debo poner en conocimiento de Usted que la “United Fruit Company” empieza a establecer una corriente de inmigración entre esta isla y ese puerto. Lleva trabajadores para emplearlos en sus plantaciones de bananos en esa región. He informado al Superintendente de dicha compañía aquí que los emigrantes a Santa Marta deben ir provistos del respectivo Pasaporte de este Consulado, pero este señor me ha contestado, por teléfono, que no cree que la inmigración deba llenar en este Consulado requisito alguno, desde el momento mismo que en Santa Marta no existe ni vigilancia ni sanidad. 
He escrito al Señor Ministro sobre el particular, y espero sus instrucciones por cable. El asunto es de vital importancia:  
1º. En esta ciudad existe una enfermedad muy contagiosa conocida bajo el nombre de tracoma, por lo cual se hace necesario que todo inmigrante de éste a ese puerto, vaya provisto de un certificado médico debidamente legalizado en este Consulado, sin el cual no se le permitirá su desembarque;  
2º Como ésta inmigración es la que menos le conviene fomentar a nuestro país, por componerla gentes de pésimas costumbres que apenas van a esa región a abaratar el jornal con perjuicio del trabajador colombiano, debe exigírsele a cada inmigrante la presentación del Pasaporte de este una corriente de circulación monetaria. 
Es bueno que Usted informe al Superintendente de la “United Fruit Company” en ese puerto de los requisitos que debe llenar en este Consulado la inmigración. 
De Usted muy atento y seguro servidor, F. López Pomareda.
República de Colombia. 
Resguardo Nacional. No. 247. 
Santa Marta, Octubre de 1910. 
Señor Cónsul de Colombia. Kingston. 
Señor: Por Decreto Legislativo No. 38 de 1908, el gobierno colombiano dispuso no permitir la entrada en este país de los individuos que no vengan provistos del pasaporte consular a que hace usted referencia en su atenta carta oficial de 6 del que cursa, y el Ministro de Gobierno, en comunicación de 25 de enero del presente año, me ordenó, por conducto de la Gobernación del Departamento, abstenerme de exigir el mencionado pasaporte a los colombianos que regresen al país; a mi vez aquella formalidad quedó en pie para los extranjeros y el precitado Decreto, salvo la restitución anotada, en riguroso vigor. Una mala interpretación en que incurrimos, no sólo yo, más también las autoridades de los demás puertos, nos hizo creer que la orden del Ministerio de Gobierno no solamente se refería a los colombianos, sino que implícitamente derogaba en su totalidad el Decreto sobre «Policía de Puertos»; de aquí el haberse omitido el requisito que por aquél se estableció, y que juzgo yo tan de vital importancia y tan oportuno a prevenir los graves males a que Usted se refiere, que mientras el Gobierno resuelve lo conveniente, acogiéndome a la vigencia de la disposición legislativa ya indicada, lo implantaré con toda escrupulosidad. Al efecto, me dirijo hoy al señor Gerente de la «United Fruit Company», para que se sirvan dar las órdenes que fueren de su resorte. 
Soy muy atento: Seguro servidor de Usted, Roberto Ospina Pradilla.

AGN. República. Baldíos. 
Tomo 48. Folio 489.
Para café tinto y con leche ya aquí tenemos en cantidad suficiente y no necesitamos más. La contagiosísima enfermedad de gios conocida con el nombre de tracoma, es horripilante flagelo del cual debemos librarnos por todos los medios posibles, hasta el de la fuerza, ya que el Superintendente de la «United Fruit Company», en Kingston, ha hecho la insólita declaración de que aquí en Santa Marta no existe ni vigilancia ni sanidad que impida la inmigración de negros, raza inconveniente y de pésimas costumbres, y quien sabe que más.- Es tiempo de que el Gobierno debe hacer cumplir las leyes sobre inmigración y adoptar medidas tendientes a prevenir grandes males.”

“Número 234. Habana, 
Noviembre 3 de 1921. Galiano # 26.
Señor Ministro de Agricultura y Comercio.- Bogotá. 
Señor: Con fecha 17 de Octubre próximo pasado, y en nota distinguida con el número 227, tuve el honor de informar a Usted de que se habían presentado algunos jamaiquinos en solicitud del vice del Pasaporte para poder ir a Colombia. Como tengo la completa seguridad de que ésta no podrá ser jamás una emigración grata para Colombia, me he abstenido de acceder a las solicitudes... Con sentimientos de mi más distinguida consideración, tengo el honor de suscribirme de Usted, 
Su muy Atto. S. S.- Firmado. Jorge Saravia Márquez.- Cónsul General de Colombia.
Ministerio de Agricultura y Comercio.- 
Sección 3a.- Bogotá, Diciembre 9 de 1921.

Acúsese atento recibo. Dígase al Sr. Cónsul General de Colombia en La Habana, que el suscrito aplaude el interés que ha tenido ese Consulado para no permitir que venga a este país una Inmigración tan perniciosa como la de los jamaiquinos... 
Por el Ministro, el Secretario, Simón López A.”

Algunos procuraron conseguir el ingreso utilizando alguna isla del caribe como punto transitorio y de consecución del Pasaporte Consular colombiano. Muy pocos fueron incorporados a la producción bananera y muchos continuaron en el puerto samario. En Aracataca llegaron un grupo de negros aislados, que no se compenetró con los colombianos ni con los otros extranjeros; todo lo hablaban en inglés y nunca se preocuparon por aprender el castellano. No participaban de las actividades de la comunidad. Se acuñó el término “yumeca” para referirse a cualquier jamaiquino, indistintamente”.

La Notaría Única de Aracataca registra operaciones comerciales de algunos jamaiquinos que se establecieron en Aracataca y su entorno; hubo muchos jamaiquinos que no registraron operaciones notariales.

Las nuevas poblaciones y la desaparición de otras

El ferrocarril acabó con núcleos poblacionales antiguos y también de formación reciente, a su vez, generó muchos otros nuevos pueblos sobre su trazado vial. Fue la llave maestra que empujó las corrientes migratorias hacia Aracataca, e influyó en el surgimiento de Buenos Aires y La Envidia (hoy Fundación). Esta realidad lo había avizorado el comisionado para obras férreas C. Michelsen, en 1889: 
“No volverán a fracasar las empresas de inmigración, porque los inmigrantes se trasladarán en pocos minutos del clima ardiente y mortífero de la orilla del mar a los benignos y frescos del interior. Los que inicien la inmigración trasmitirán a sus compatriotas la noticia del buen resultado de su establecimiento y, en poco tiempo, se poblará el territorio servido por el Ferrocarril”.
El funcionario Jefe de la Oficina de Estadísticas, señor Alejandro L. Riascos, informaba al Gobernador del Departamento del Magdalena, el 22 de Noviembre de 1906: 

“Santa Marta, Ciénaga, Pueblo Viejo,... la construcción del Ferrocarril ha sido fuente de engrandecimiento para estas poblaciones, y el desarrollo de la agricultura en la Ciénaga ha atraído muchísima gente del vecino Departamento de Bolívar, de modo que si se reconstruyera su territorio como lo tenía en 1871, habría triplicado su población.” 

Con el poblamiento y reordenamiento territorial que fomentó el ferrocarril, desaparecieron Cataquita, Tres Vueltas, el antiguo Tucurinca sobre la ribera sur del río del mismo nombre, Corralito en el cruce del antiguo camino a Medialuna y Pivijay, y Astillero, la finca pueblito del irlandés George Campbell Camero. 

Desaparece San Carlos de La Fundación

Los elevados cerros existentes para llegar a La Nueva Fundación de San Carlos de San Sebastián, que por abreviación era llamada “La Fundación”, aislaron al antiguo poblado del progreso. Lo que estaba planeado era que el ferrocarril a su paso por Aracataca tomara dirección hacia ese caserío, pero los ingenieros al encontrarse con las dificultades orográficas tuvieron que desviar el proyecto hacia la finca Buenos Aires a orillas del río Fundación, hoy corregimiento del mismo nombre. 

Los pocos habitantes que tenía La Fundación de San Carlos, al quedar por fuera del progreso, de a poco iniciaron un éxodo permanente hacia varias poblaciones sobre todo hacia Aracataca, otros a la Terminal Férrea de Buenos Aires, y muy pocos a La Envidia (hoy Fundación). Sólo quedaron en ese lugar parceleros con sus ganaderías y cultivos de cacao, tabaco, café y caña de azúcar. 

La Fundación de San Carlos, como asentamiento nucleado fue declinando hasta su desaparición por completo en el año 1939. Lo curioso es que las entidades del gobierno desde Bogotá, llamaban equivocadamente como Fundación al nuevo poblado que surgía en el Terminal Férreo, y no Buenos Aires como le llamaron sus vecinos y pobladores, dado que así se llamaba la finca donde se desarrolló, observemos:

La Cruz Roja. No. 2. 
Ciénaga, Noviembre 4 de 1906.
Discurso de Don Demetrio Daniel Henríquez en la inauguración del Ferrocarril río Sevilla- río San Sebastián: 
Fundación, Octubre 22 de 1906.-  
Señor P. H. Marshall.- Gerente de la Santa Marta Railway Co.- Presente.-  
Muy Señor mío: Uno con mucha satisfacción mi sincero aplauso al de todos los hijos del Magdalena al ver realizada por Usted la parte principal de una obra en la cual todos estamos vivamente interesados…”

Ecos del Norte. No. 92. 
Santa Marta, 28 Febrero 1909.- 
“Cuanto a la Colonia Militar y Agrícola establecida en Fundación, la presencia del Sr. Ministro ha sido de magníficos efectos; él le ha dado poderoso y eficaz impulso con sus inteligentes y acertadas disposiciones, inspiradas todas en la idea que presidió el establecimiento de dicha Colonia.”
AGN. República. Ministerio de Gobierno. 
Sección 2ª. Prisiones. 
Tomo 1. Folios 471-477:
Fundación, Enero 8 de 1915.  
Señor Director de las Penitenciarías de la República.- Bogotá. 
Empezaré por manifestarle que el local, que mide 31m de longitud por 11 de latitud, lo forma un solo salón rodeado de corredores en el cual duermen aglomerados los presos. Su techo es de zinc, su pavimento de cemento y de madera las paredes, que están además escuetas por encima dejando casi en libertad a los presos de fugarse cuando a bien lo tengan. Se halla a campo raso, sin contacto directo con ninguna otra casa pues las más próximas que al frente y a los costados tiene, están a una distancia mayor de media cuadra y por la parte de atrás no tiene otra vecindad que la montaña. Puede por consiguiente ampliarse en todas direcciones, y sobre todo hacia el fondo, medida que no solo considero necesaria sino imprescindible y urgente, porque la vida de todos los colonos, así como la de los gendarmes que les hacen guardia está seriamente amenazada por la estrechez antihigiénica a que se hallan reducidos, tanto más cuanto se carece completamente de excusados y de agua... careciendo de medios para remediar el mal, solo ha podido limitarse a hacer lo más retirado posible el lugar destinado para que los colonos satisfagan sus necesidades fecales, lo cual no impide que su fetidez sea conducida por la brisa hasta el mencionado local. Está situado al sur del caserío que el gobierno titula “Fundación” y el público “Buenos Aires” a distancia como ya le dije de media cuadra, y tiene a su costado izquierdo o sea el del occidente, a cuadra y media de distancia, el río de Fundación, que arrastra suficientes aguas para tomar con ellas, con pequeño gasto, las que sean necesarias para el servicio y salubridad del presidio.- El caserío lo constituyen unas ochenta casuchas de bahareque y palma y sus habitantes viven en lo general del comercio…”
AGN. República. Ministerio de Gobierno. 
Sección 2ª. Prisiones. 
Tomo 1. Folios 480-498.- 
31 Mayo 1915.- 
General Miguel Jerónimo Canal, Inspector General de las Colonias Penales de la República, practica la visita prescrita en al Artículo 19 del Decreto No. 42 de 1913. “El Caserío de Fundación es en extremo reducido hasta el punto de que no cuenta sino con 87 casas pajizas situadas irregularmente y algunas de ellas en estado de completa ruina. La Nación sólo cuenta con dos edificios para el servicio de la Colonia, que son: Una casa de dos pisos, de regular capacidad, que está en lo general muy bien construida, con techumbre de zinc, claustrada y entablado todo el piso superior, paredes de cemento y con departamentos suficientes para todas las Oficinas de la Colonia, aún en el supuesto de que ésta alcanzara un alto grado de prosperidad á que puede llegar si se le da la organización correspondiente a los altos fines con que fue creada, y segundo: El local destinado para habitación de los presos, que todo es de paredes de madera con ventanas de hierro, piso de cemento y techumbre de zinc; mide una extensión de 31 metros de largo por 11 de ancho y tiene actualmente capacidad suficiente para albergar 80 colonos cómoda e higiénicamente y la cual puede muy fácilmente ensancharse para dar cabida a 150 colonos.”
Plano 1911

El Plano corrobora el aserto anterior: éste corresponde a una carta geográfica del Departamento del Magdalena, levantada en 1932 por la Oficina de Longitudes, entidad adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores. 

Se observa claramente en el mismo que en el actual sitio de Buenos Aires aparece como Fundación; y en el sitio de la actual cabecera del Municipio de Fundación aparece el caserío de “La Envidia”, el cual en 1923, cambió su nombre por Fundación, al convertirse en Terminal Férreo.

Cuando La Envidia cambió su nombre por el de Fundación, los vecinos de La Fundación de San Carlos de San Sebastián comenzaron a llamar como “Fundación Viejo” a lo que aún quedaba de este poblado, el cual desapareció definitivamente en 1939, cuando salieron sus últimos pobladores.

Los últimos habitantes de La Fundación de San Carlos fueron: Salvador Charris con Josefa Jiménez, padres de Cayetano, Ramón, María y Francia Charris Jiménez; Julián Jiménez con Isabel Romero, padres de Ramoncito y Amatista Jiménez Romero; los Fontanilla, ya no vivía José María; Pedro Pablo Castillo Gamarra con Petrona Páez, los cuales en 1937, vivieron en la parcela de Luis C. Gutiérrez Daza, esposo de Eva Jiménez Moya (tía de Petrona Páez); y Antonio María Silva Carrillo, papá de Eloísa y Sara Silva, quien entregó los libros eclesiásticos de la parroquia de La Fundación de San Carlos al inspector de Buenos Aires, doctor Eduardo Zúñiga. Todavía en 1939 la Inspección de Policía de Fundación quedaba en Buenos Aires.”

Surge Buenos Aires

Con el ferrocarril llegaron al Terminal Férreo de Buenos Aires, los comerciantes paisas: Jesús María, Luís Eduardo y Pascual Hoyos; Martín Emilio Riaza; José María López y María del Carmen Ocampo, e hijos María Teresa, Valentina, María del Carmen, Antonio y José Nazario López Ocampo; Daniel Zuluaga Hoyos e Isabel Hoyos, con sus hijos Daniel y José Joaquín; Camilo Aristizábal; Tulio de la Parra; Dionisia Bernal; Ricardo Rubio S.; Manuel Castaño; Isabel Díaz de Larrazábal; Antonio Larrazábal; Marcos Arango; Emilio Hernández; Al demaro Rincón; Abraham López; Angel Castrillón; Manuel Delgado; Ambrosio Delgado; Jesús Antonio Gómez; Manuel S. Gómez D.; José María González; Benjamín Velásquez; Luis Eduardo Cadavid Cadavid; los cundinamarqueses José Ramón Gutiérrez Torres y Capitolino Matiz y los tolimenses Carlos Eustacio Mora Buendía, Marcelino Martínez, Andrés Espinosa, Nicolás Espinosa, Elías Garzón, Félix Sanín G., Ana Rosa Lemus, Jesús María Callejas, Abel Rodríguez G., Josefina Patiño, Mañola y Raquel Osorio, Carlos S. Farfán y Fabricio Correa.

Adyacente a la Estación Terminal y al puerto sobre el río Fundación se estableció la plaza del comercio y el hotel de la piñonera doña Dolores Rada Ortega, adonde llegaban los viajeros de las provincias del Valle Dupar (hoy Valledupar) y de Padilla, en tránsito hacia la Zona y Santa Marta, y en viaje de regreso a la provincia. Sin embargo, el antiguo camino de herradura que comunicaba el Valle Dupar y la provincia con la Zona Bananera, representaba un obstáculo para el desarrollo de aquellas regiones; por ello, el gobierno consideró necesario levantar los planos y perfiles para abrir una trocha entre Fundación y Valle Dupar, contrato que se firmó con los señores Víctor Fernández Güell y José Manuel Goenaga.

El mismo contrato contempló los diseños y construcciones de canales de riego captados en los ríos de la Zona Bananera.



LA COLONIA PENAL DE BUENOS AIRES


En los inicios del Siglo XX el gobierno y la comunidad médica promovieron la idea de establecer lazaretos para leprosos y tuberculosos en los Departamentos; se reconstruyeron y reactivaron los lazaretos existentes: Agua de Dios, Contratación y Caño de Loro-Cartagena de Indias, que se mantuvieron con los recursos de las rentas de las mortuorias; se comenzó la construcción de nuevos hospitales en las Colonias Agrícolas y Penales. Ante el aumento y la propagación de la lepra y la tuberculosis en el país, la inconformidad de muchos de los militares liberales, perdedores de la guerra de los mil días, y la escasez de mano de obra para las plantaciones bananeras que se debían acometer en la región río Sevilla - río Fundación, el Gobierno Nacional, previa visita del Presidente Rafael Reyes a la Zona, en Abril 25 de 1908, determinó crear la Colonia Militar, Agrícola y Penal del Magdalena, por decreto ejecutivo 472 de 30 de Abril del mismo año.

La delimitación del terreno para la Colonia de 500 hectáreas, fue realizada por los contratistas Víctor Fernández Güell y José Manuel Goenaga. Se pretendió aislar a leprosos y tuberculosos deambulantes en pueblos y ciudades y renuentes a aislarse en los lazaretos legalmente establecidos; que cada reo traído a la Colonia, ya libre, se vinculase como fuerza laboral; además, sus familiares también se establecerían en cercanías del penal. 

Los primeros reos arribaron del interior del país en octubre de 1908 y con ellos se dio inicio a las obras de construcción del “Canal Corralito”, finalizado en 1909 por la firma “Evaristo Obregón & Compañía”. 

Otros penados fueron dedicados al corte de maderas y a la carpintería; los que salían a trabajar a campo abierto, en la montaña, con cadenas iban atados a grillos y vigilados por la gendarmería, cuerpo armado de 85 integrantes. Para los enfermos, leprosos y tuberculosos había un Hospital.

El viaje de los condenados se hacía en barco por el río Magdalena, llegaban a Barranquilla para luego tomar los caños de la Ciénaga Grande y por último el Ferrocarril; todo pago por el Estado. Para la época, era un viaje de turismo.

El panóptico de la Colonia penal alcanzó a albergar simultáneamente 80 semovientes inventariados por el comisionado especial y entregados a un depositario; de esta manera pasó a ser administrada por un contratista, para lo cual el gobierno celebró el respectivo contrato con el General Félix Navarro, el 4 de Febrero de 1913 y el mismo fue un fracaso rotundo. El contratista constituyó una Sociedad Civil Colectiva de Comercio, con cien pesos ($100) oro de capital, dedicada a “comprar” las mejoras que realizaban los reos en terrenos de la Colonia penal para venderlas posteriormente al Estado. En Marzo de 1914 el Gobierno declaró la caducidad del contrato por incumplimiento y abusos de parte del contratista.

La Colonia Penal realizó la retícula ortogonal urbanística de Buenos Aires, aún intacta, y adjudicó los lotes para construcción de viviendas. 

Canal Corralito

Este canal que aún existe, comenzó a ser construido a pico y pala por los penados de la Colonia Penal de Buenos Aires

ORIPF. Libro 1914. 
Tomo I. Folio 97. No. 136. 

En Escritura 200, Santa Marta, 7 Mayo 1914, el Señor Goldsmith Williams, apoderado general de la United Fruit Company protocoliza permiso para la construcción del Canal “Corralito": 
Señor Alcalde Municipal del Distrito. 
Yo, Ramón P. García, mayor de edad, vecino de Ciénaga, de tránsito en este lugar, en mi carácter de apoderado de los Señores Evaristo Obregón & Cía., de Barranquilla, a Usted respetuosamente pido: 
Que se sirva concederme permiso para construir una acequia en la región norte del río Fundación con el objeto de regar los terrenos de propiedad de mis poderdantes, denominados “Corralito”. 
Suplico a Usted que una vez sea resuelto lo que solicito, se sirva ordenar se me devuelva todo lo actuado por ser de ello el uso conveniente a los intereses de quienes represento.  
Pueblo Viejo, 20 de Enero de 1909. Ramón. P. García. 
Presentado en su fecha el despacho del Señor Alcalde de Pueblo viejo y de su secretario, disponen:
Pueblo Viejo, 25 de Enero de 1909. 
Solicita el Señor Ramón P. García, mayor de edad, vecino de Ciénaga, de tránsito en este lugar y en su carácter de apoderado de los Señores Evaristo Obregón & Cía., de Barranquilla, que se le conceda permiso para construir una acequia en la ribera norte del río Fundación con el objeto de regar los terrenos que pertenecen a sus poderdantes denominado “Corralito”. 
Esta Alcaldía, antes de resolver, Considera:  
Todas las aguas comunes que no nazcan y terminen en el mismo predio son de uso del común, según lo dispuesto en el Artículo 223 del Código de Policía y como toca al Jefe de Policía del Distrito Municipal que lo es el Alcalde del Distrito al tenor de lo que dispone y ordena el Artículo 8º del mismo Código, resolver todo lo relativo al uso de las aguas corrientes; Artículo 224 ibidem; la Alcaldía Municipal del Distrito de Pueblo Viejo.  
Resuelve: 
Conceder como en efecto concede, permiso al Señor Ramón P. García, apoderado de los Señores Evaristo Obregón & Cía., vecinos de Barranquilla, para que puedan construir o edificar una acequia en la ribera norte del río Fundación; a fin de que riegue los terrenos de su Poderdante denominados “Corralito”.
Notifíquese y devuélvase al interesado. 
El Alcalde, Leopoldo H. Tovar. El Secretario, Gabriel Jimeno S.

AGN. República. Min. Gobierno. 
Sección 4ª. Tomo 86. Folios 180-181. 

Del informe del Depositario de la Colonia Penal de Fundación, Señor Bernardo López Escalona, 17 Abril 1913: 
“Se deja constancia que las excavaciones que hizo el Gobierno en el trayecto del Canal para la Colonia se han segado o llenado por razones de las lluvias y del abandono hasta el extremo de que hoy apenas quedan las huellas de esas excavaciones. No hay allí ninguna obra de arte."
Don Bernardo informó que casi todas las casas que existen en el antiguo pueblo de La Fundación de San Carlos, fueron construidas por el gobierno para el servicio de la Colonia penal cuando se trabajaba en el Canal y que no hace entrega de ellas porque no las recibió cuando fue nombrado Depositario.

Las obras del canal “Corralito” fueron concluidas por la firma “Evaristo Obregón & Compañía”, con permiso de la administración municipal de Pueblo Viejo, en 1909. El canal debería irrigar las tierras que Don Evaristo Obregón compró a Don Juan S. Porto. 

Desaparece la Colonia Penal

El 20 de marzo de 1914 el Ministro de Gobierno respondió al Gobernador del Magdalena: 
“Se recibió en este Despacho una Resolución de la Honorable Asamblea de ese Departamento, el 13 de Abril último, sobre traslado a Codazzi de la Colonia Penal de Fundación y sobre otros puntos. El Gobierno no considera conveniente, por ahora, verificar aquella traslación. C. Ramírez.” 
El gobernador respondió con telegrama de 30 de Mayo de 1914: 
“Señor Ministro de Gobierno. Bogotá. 
El infrascrito ve con pena la determinación del Gobierno respecto a la traslación de la Colonia, pues juzga que son innumerables los perjuicios que trae consigo en dicha región. José María Campo Serrano Riascos.”
Desde 1914 la gobernación del Departamento del Magdalena tuvo justificados elementos de juicio para considerar lo inconveniente de la Colonia Penal en la Zona Bananera: 
“La región de Fundación es esencialmente agrícola… allí fluye una multitud de mozos y variedad de gentes... no puede evitarse el pésimo influjo que sobre las masas ignorantes lleguen a tener los penados... no compensa el daño que reciben las masas con la cercanía y continuo trato de los reos, tanto más, cuanto que, en la generalidad de los casos los que ya han sufrido su condena establecen allí su residencia y les es fácil comunicar sus vicios y habilidades para el crimen...”.
Desde 1917 no llegaron más reos a la Colonia Penal. Posteriormente el panóptico fue utilizado sólo cuando la cárcel de Santa Marta tuvo hacinamiento. 

Debió sumarse la cantidad de reos que se escaparon y cambiando de nombre se integraron a las grandes fincas que la “United Fruit Company” estableció en la región de El Retén para la siembra de banano y en el descuaje de las montañas de Macondo y Algarrobo para levantar la banca del Ferrocarril que debería dirigirse a un puerto sobre el río Magdalena. Fue la Colonia Penal un aporte negativo que aún deja sus secuelas en la conformación sociocultural regional.




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