marzo 12, 2023

PRIMER CARRO EN FUNDACIÓN

 Historia del primer coche en arribar a Fundación

Primer coche en llegar a Fundación

El primer automóvil que arribó a Fundación, fue un Ford modelo 1925, que costó $750 pesos, de propiedad del general Beltrán Dangond Celedón, natural de Villanueva.

La llegada de este vehículo ocurrió a finales febrero de 1926, para ello se organizó un comité de recepción, los festejos duraron 3 días. Estuvo presente el Gobernador del Departamento del Magdalena Nicolás Dávila, su secretario de Obras públicas el dr Espero, y el secretario de Hacienda, entre otros.

ANTECEDENTES

Desde principios del siglo XX, Fundación se había convertido en una población pujante, centro de atracción del Magdalena Grande, provocado por la construcción del Ferrocarril de Santa Marta que había fijado su destino final en Fundación, en un recorrido que partía desde Santa Marta.

Santa Marta para entonces era la capital del departamento del Magdalena Grande, compuesto también por los territorios de los hoy departamentos del Cesar y de la Guajira, por esta razón viajar hasta Fundación representaba estar conectado también con Santa Marta, y con el mundo vía marítima.

Este era el caso de Valledupar, que para entonces era aún una pequeña población que deseaba salir de su anonimato, de su abandono provocado por la falta de vías de comunicación.

En 1908, la dirigencia de Valledupar entusiasmada por construcción del Ferrocarril desde Santa Marta hasta Fundación, conformaron una Junta pro-camino carretero a Fundación, entre ellos se encontraba el clero, hacendados, agricultores y comerciantes.

Esta Junta estaba integrada por el párroco P. Enrique de Moreno, así como por el doctor Juan B. Pavajeau C., y por los señores: José María Castro Baute, Manuel J. Céspedes, Clemente Quintero, Octavio Gómez, Casimiro Maestre, José T. Mejía, Lázaro S. Cotes, Lucas C. Monsalvo y el Doctor Bolívar Núñez.

Estos líderes estaban concientes que esta vía sería el inicio del desarrollo de esta ciudad, puesto que quedaría interconectada con el resto del país, por esta razón y en recuerdo de este logro, la avenida de acceso a Valledupar es llamada: “Avenida Fundación”, fue por este nueva ruta por donde llegó el progreso a esta ciudad.

El camino real o de herradura que se fue desarrollando hasta Fundación partía desde Valledupar, pasaba por Valencia de Jesús, y en un lugar llamado hoy Las Mercedes, subía por las estribaciones de la Sierra Nevada por un punto llamado Alto de Minas, en inmediaciones de Las Pavas, luego descendía hasta Caracolicito, en un trazado por donde luego surgieron: El Copey, Bellavista y Santa Rosa de Lima, para finalmente llegar a Fundación.

PRIMEROS CARROS EN COLOMBIA

Dion Bouton

En el año 1880, en Alemania se desarrolla el primer vehículo de combustión a gasolina por Karl Benz, creador de Benz Patent Motorwagen y Gotlieb Daimler, conocido como el padre de Mercedes Benz.

Los alemanes durante un tiempo fueron pioneros en el sector automotriz. Sin embargo, entre 1890 y 1910, Francia se convierte en el líder mundial con la marca Dion Bouton, quien para el momento era el mayor productor de vehículos.

Muchas de las creaciones de esta compañía fueron las primeras en llegar a países como Canadá, Brasil, Argentina y Colombia. Estos autos arrancaban con manivela y alcanzaban una velocidad máxima de 25km/h.

El primer vehículo de Colombia llegó a Medellín un 19 de oct. de 1899, era propiedad de Carlos Coroliano Amador Fernández, un millonario empresario paisa que se desarrolló en diferentes sectores económicos, pero principalmente en la minería (dueño de minas de oro) y la agricultura, a quien además le gustaba exponer su riqueza y el modelo que trajo a Colombia –con conductor incluido y varias latas de gasolina- fue el segundo en la línea de producción..

El auto arribó a Barranquilla en barco, luego fue cargado en un vapor y llevado por el río Magdalena hasta Puerto Berrío. Desde allí, a lomo de mulas y de hombres, llegó por partes a Medellín. En esta ciudad, fue armado y puesto en funcionamiento, a cargo de un “Chaffeur” francés contratado por el minero, puesto que entonces aún no existían choferes en Colombia.. El auto llegó a Medellín cuando estalló la Guerra de los Mil días. 

El Vehículo era un último modelo de la marca francesa Dion Bouton (un fabricante francés, operativo entre 1883 y 1932, aunque continuó fabricando camiones y autobuses hasta 1954). Arrancaba con manivela y combustión de gasolina, se movía a jalones y se varaba con facilidad. Su velocidad máxima era de 25 kilómetros por hora.

En 1900, De Dion-Bouton era el fabricante de automóviles más grande del mundo, producía 400 carros y 3.200 motores. Y, sin embargo, en aquella época no existía el concepto de repuestos. Si algún motor fallaba, sencillamente se desmontaba.

Después llegaron vehículos a Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga y Cali.

El segundo carro que rodó en Colombia fue un Cadillac comprado por los hermanos Duperly. El carro recorrió las calles de Bogotá en 1903, un año después de fundada la empresa madre, General Motors. Fue todo un suceso: incluyó un desfile suntuoso por la avenida Colón, desde la Estación de la Sabana hasta la plaza de Bolívar, en donde hubo brindis, discursos y aplausos.

Después de la ‘presentación en sociedad’, los hermanos Duperly se dieron cuenta de que esta industria podría tener un gran desarrollo nacional y le solicitaron a Cadillac ser sus representantes en el país. Ellos crearon la primera agencia automotriz de Colombia. Tuvo tanto éxito que en 1905 importaron un auto y se lo prestaron al presidente Rafael Reyes Prieto para un desfile en Bogotá.

Ese mismo año, Diego A. de Castro, gobernador del Atlántico, importó para su uso particular el primer carro marca Reo que llegaría a Barranquilla. Este causó sensación, pero también miedo. Ver aquel aparato extraño que se movía a una velocidad increíble fue una insólita novedad: los animales huían, la gente lo consideraba un invento del diablo y protestaba por el revuelo que armaba.

Sin embargo, ninguno de estos carros causó tanto sobresalto como el primero que llegó a Boyacá en 1909, llevado por el presidente Rafael Reyes para la inauguración de una carretera, era un Renault importado especialmente para la ocasión que incluía un chófer con experiencia.

Desde entonces los automóviles se fueron abriendo paso por las trochas y caminos improvisados de las poblaciones del territorio. De una u otra forma se integraron a la economía del país y a su geografía; poco a poco se popularizó su venta y dejaron de ser objetos ‘exclusivos’.

En los años veinte empezaron a crecer las agencias automotrices en Colombia, y en aquella época vendían más de 40 marcas de carros.

Adquisición del Coche

El primer automóvil en llegar a Fundación fue adquirido en Santa Marta por el general Beltrán Dangond Celedón, se trató de un Ford, modelo 1925, que costó $750 pesos.

El general Dangond, nació en Villanueva en 1877, de ascendencia francesa. Este personaje ilustre de Villanueva, fue diputado del Magdalena, senador de la República, alcalde de Villanueva. Participó en la Guerra de los Mil Días, asediado general en el campo de batalla, era amigo personal del compositor Rafael Escalona, decía que el mejor regalo que se le daba un amigo era hacerle una canción, tal cual lo hizo con el merengue ‘El general Dangond’, que enamorado de una distinguida dama de El Molino, cuando iba a visitarla de Villanueva para El Molino pasaba por el ramal pitando el carro.

Se desempeñó como jefe del ejército del Atlántico como General de Brigada y de División de parte del gobierno legítimo, combatiendo las fuerzas de Uribe Uribe, Justo L. Durán entre otros, se destaca en los combates de Villanueva , Riohacha y Hatonuevo.

General Dangond

En el mes de diciembre de 1925 el general Dangond viaja a Santa Marta con el propósito de adquirir su deseado coche, un ambicioso proyecto-sorpresa que solamente lo conocían su esposa y sus hijos. Para materializar su sueño toma su brioso y extraordinario caballo alazán, y cabalga por el único camino real que existía entre Villanueva y Fundación, un recorrido de aproximadamente 200 kilómetros, cuatro jornadas en igual número de días. Al llegar a Fundación tomó el tren que lo llevaría a Santa Marta. 

En la capital del Magdalena Grande, cumple su aventura; la adquisición de un automóvil Ford modelo 1925, en la primera y única agencia de importación de automóviles de Santa Marta. La negociación la realizó con el señor Enrique Fuentes, y por ese moderno automóvil, empacado en fábrica, en sus cajas originales, pagó la suma de setecientos cincuenta pesos ($750).

Seguidamente tuvo la suerte de contratar en Santa Marta los servicios del mecánico-chofer: Leoncio Yoardo, una persona excepcional y con experiencia, el cual por más de 3 años fue su fiel compañero en la realización de sus proyectadas aventuras por los caminos de herraduras del Magdalena Grande.

La idea era llevar el auto a su natal Villanueva, luego a Valledupar y finalmente a Fundación, en un recorrido inverso al tomado para su viaje a caballo hasta Santa Marta. La primera y difícil etapa de sus innumerables proezas tuvo su origen en las playas de Santa Marta al embarcar en una goleta las cajas que contenían el automóvil; zarparon con destino a Riohacha, la velocidad de navegación guardaba relación con la intensidad de los vientos favorables, después de una penosa y lenta travesía arribaron después de 48 horas de navegación a las playas de Riohacha; el desembarque fue extremadamente dispendioso. 

El general Dangónd procedió a contratar en Riohacha los servicios de un camioncito Ford modelo 1924 con capacidad 2.500 kilos, para el transporte de tan voluminosas cajas que llamaron poderosamente la atención.

La proeza inició en Riohacha por el único carreteable de 35 kilómetros de longitud, que se construía bajo la dirección del ingeniero jefe Daniel S. Hernández y se llegó con éxito a La Florida, kilómetro 35, en el recorrido anterior llamó poderosamente la atención a los habitantes de Monguí y Machobayo las voluminosas cajas que se transportaban.

De allí por el único camino de herradura existente entre La Florida-Tomarrazón y Distracción se transportaron las cajas y algunas piezas delicadas del automóvil de conformidad con el programa comandado personalmente por el general Dangónd, quien se movilizaba a caballo dirigiendo tan complejo transporte.

En La Florida el general Dangónd había previamente programado el transporte de las cajas y numerosas piezas del automóvil, para ello se trabajó un equipo perfectamente coordinado, los indios guajiros por su constitución atlética fueron los encargados de transportar en parihuelas cargadas a hombro las piezas más delicadas del automóvil, otras cajas fueron transportadas a lomo de mula llegando a Distracción en medio de un torrencial aguacero que no fue impedimento para tributarle al general Dangónd una entusiasta recepción.

Su hijo mayor, Silvestre Dangónd Daza esperaba impacientemente en Distracción la orden de su padre, enviada con un expreso que se movilizó a lomo de caballo, para salir en compañía de Antonio Daza Vidal al encuentro con la caravana que transportaba el automóvil; ese encuentro entre padre e hijo fue emocionante, se aproximaba el éxito de una gran empresa.

En Distracción el entusiasmo fue indescriptible, los habitantes permanecieron hasta altas horas de la noche enterándose del contenido de las cajas misteriosas. 

Seguidamente Leoncio Yoardo seleccionó acertadamente el sitio ideal para la primera “Ensambladora” de automóviles, un frondoso árbol de higuito, aún hoy existente, contiguo a la casa de alojamiento del mecánico chofer y que además sirvió de depósito y taller. La casa residencial de la familia de Antonio Daza Vidal y Mercedes Fernández y sus numerosos hijos fue la casa de huésped del general Dangónd y de su hijo.

La extraordinaria habilidad de Leoncio Yoardo para convencer a un grupo de numerosos voluntarios de que le colaboraran con el ensamblaje, consistió en asegurarles que la armada del automóvil se lograría en unas veinticuatro horas y que como premio por su servicios serían los primeros en disfrutar de paseos extras. Así obtuvo en forma permanente la constante colaboración de sus ayudantes, todos estaban pendientes de presenciar el acontecimiento y colaboraban permanentemente en las horas nocturnas proporcionando iluminación con numerosas lámparas de petróleo; al lograrse el funcionamiento del motor del automóvil el entusiasmo fue indescriptible,

La gran mayoría de los habitantes permanecieron despiertos, no querían privarse de ver por primera vez en su vida transitar un automóvil.

RECIBIMIENTO EN VILLANUEVA

Después de transitar lentamente por algunas calles de Distracción y comprobar que el automóvil estaba en perfectas condiciones para iniciar la primera etapa del recorrido, el general Dangónd acompañado por su hijo Silvestre, toman el vehículo conducido por Leoncio y se trasladan a Fonseca, luego a San Juan del Cesar y finalmente a Villanueva. 

En esas poblaciones el entusiasmo fue desbordante, la multitud que por primera vez presenciaban el tránsito de un automóvil. 

En Villanueva una gran aglomeración de espectadores corrían entusiasmados hasta la casa del general Dangónd, para conocer de cerca y tocar el tan misterioso vehículo, la banda musical del maestro Manuelito Fernández no podía faltar y alegraba con sus ritmos lo que fue considerado el mayor acontecimiento de la década de esa década.

Poco a poco la multitud aumentaba considerablemente, todo el pueblo se hizo presente para presenciar los detalles de tan extraordinario acontecimiento.

El automóvil fue parqueado bajo un frondoso árbol de ceiba, contiguo a la casa del general Dangónd. Ante la imposibilidad de contener esa multitud que superaba las 1.500 personas que constantemente manoseaban el vehículo, el general ordenó construir un cerco de alambre de púas para aislar el automóvil y así darle facilidad a la multitud de observarlo o a una distancia prudencial.

El general Dangónd había logrado el mayor de sus éxitos al llevar el primer automóvil a su población natal. La complacencia fue indescriptible, se auguraban mayores éxitos y se gestaban programas insospechados. 

El general Dangónd que partió de Villanueva a lomo de caballo hasta Fundación, continuando por tren a Santa Marta, por vía marítima a Riohacha, por carreteable a La Florida y de a caballo a Tomarrazón-Distracción y en su automóvil a Villanueva; acaba de terminar con el mayor de los éxitos su completo recorrido alrededor de la Sierra Nevada de Santa Marta.

LA NUEVA ETAPA: VALLEDUPAR

Hijos del general Dangónd:
Carlos, José Eduardo, Jorge,
madre Alicia y Silvestre
.

La segunda e inesperada etapa en su recorrido en automóvil fue tomar el camino real: Villanueva-Urumita-Guacoche-Valledupar.

Para el mes de febrero 1926, el general Dangónd había terminado los preparativos previos que consistieron en acondicionar el camino real existente entre Villanueva-Urumita-Las Margaritas-Eneas-Río Cesar-Río Badillo-Guacohe-Valledupar.

Esos preparativos consistieron en ampliar el ancho del camino real para que pudiera pasar sin mayores dificultades el auto. Se acordó el día de partida para esa segunda etapa, y por las peculiaridades de los lechos de los ríos Cesar y Badillo y previendo obstáculos insalvables hizo situar dos bueyes, mulas, diferenciales y herramientas diversas que Leoncio Yoardo consideró necesarias para vencer los obstáculos naturales de dichos ríos.

Saliendo de Villanueva en las primeras horas del día, transitando lentamente con el máximo de precauciones, venciendo obstáculos naturales, logrando con éxito cruzar el río Cesar y Badillo, rápidamente se propagó en Valledupar la noticia de la próxima llegada del general. De inmediato se constituyó en Valledupar un comité de recepción que se encargó de contratar los servicios de la única banda de músicos, y de inmediato se ordenó la construcción de dos arcos de laureles en la casa principal, hoy Plaza Alfonso López Pumarejo.

Espontáneamente don Eloy Quintero Maestre reclutó en un tiempo récord a cincuenta hombres voluntarios, y montado en su caballo dirigió la movilización rápida de ese numeroso personal, por el callejón del camino real entre Valledupar y Guacoche.

La oportuna intervención de don Eloy fue eficaz y decisiva, encargándose de organizar sus cuadrilla de relevo que tendrían a su cargo desarrollar al máximo la fuerza humana empujando el automóvil para vencer los obstáculos en los lodazales que existían en un tramo de aproximadamente cuatro mil metros.

Se logró llegar a la margen izquierda del río Guatapurí, último obstáculo natural, la remoción de una cantidad considerable de piedras, en el lecho del río fue solucionada, optando por la rápida consecución de dos vigas de madera que permitieron por turnos, en un tiempo récord, cargar el automóvil y pasarlo a la margen derecha del mismo río.

La llegada a la plaza principal fue de un entusiasmo desbordante, la banda de música entonó el Himno Nacional al momento de pasar por debajo de los arcos de laureles, la multitud entusiasmada aclamaba al general Dangónd, el automóvil detenía su marcha ante el comité de recepción que esperaba impacientemente en la puerta principal de la casa de don Celso Castro y su señora ‘Anita’ de Castro la llegada del automóvil después de los discursos protocolarios, enseguida el general cedió su automóvil al doctor Ciro Pupo Martínez, único médico residenciado en Valledupar y a su novia Adelita Maestre, para disfrutar del primer recorrido por las calles de Valledupar.

Durante la permanencia del general Dangónd y su hijo Silvestre en Valledupar se alojaron en casa de la señora Matilde Lechuga, en donde disfrutaron las exquisitas atenciones, así como también la de sus hijos: Leticia, Francisco y Pablo Acuña. Casa antigua de la Plaza Alfonso López, de Valledupar.

Leticia se encargó de la coordinación perfecta de conceder los turnos rigurosos para la prestación de servicios del automóvil, en la lista interminable de turnos concedidos se limitaron a tres horas máximas por agrupación de “parranderos vallenatos” provisto de: acordeón, caja y guacharaca.

Esa fiesta improvisada, por la llegada del primer automóvil, se convirtió en un pequeño carnaval, que duró tres días. Los turnos para servicios de alquiler del automóvil no podían exceder de tres horas por la demanda tan considerable; los pagos se efectuaban anticipadamente a razón de seis pesos la hora.

Veinticuatro horas después de la llegada del coche se acondicionó un “Autódromo”, utilizando “los tendidos” del sector del camino real entre el matadero público, hoy Colegio Nacional Loperena y “Pozo Morito”, por la topografía del terreno, calidad y acabado natural del piso de rodamiento, resultó ser el sitio ideal para desarrollar las velocidades máximas del automóvil Ford, que alcanzaban los cincuenta kilómetros por hora, además fue el sitio preferido por los grupos integrados por parranderos vallenatos, que gozaban con asombro del vértigo de la velocidad.

El recuerdo del éxito alcanzado por el general Dangond perdura aún entre los pocos sobrevivientes que tuvieron el privilegio de vivir en esa época. 

Se recuerda un caso fortuito lamentado en su época en la primera noche de transitar por las calles de Valledupar: “Una señora anciana murió a consecuencia de un infarto cardiaco fulminante que le sobrevino por la impresión aterradora de ver en la oscuridad de la noche las luces de los faros del automóvil, que ella confundió con los ojos desorbitantes del diablo y al exclamar: ¡Dios mío es el espíritu del mal!”.

EL COMBUSTIBLE

No existiendo en la región expendios de gasolina, aceites, llantas, repuestos, etc., el general Dangond, lo tenía todo previsto, había previamente organizado tres relevos que se movilizan a lomo de mula entre Fundación y Valledupar.

En un tiempo récord para la época, se estableció por ese novedoso sistema de relevos el transporte extra-rápido que permitió la prestación de servicios del automóvil sin interrupción. El aprovisionamiento de gasolina, importada de Aruba y adquirida en Santa Marta, era dispendioso, en cajas que contenían dos latas de cinco galones cada una, la carga para una mula se conformaba con dos cajas o sea cuatro latas con capacidad de veinte galones de gasolina. De Santa Marta a Fundación era traslada en tren.

VIAJE A FUNDACIÓN

El general Dangond, regresó a Villanueva donde planificó su viaje hasta Fundación. Había adquirido cierta experiencia en el traslado del auto, y por esto intensificó al máximo sus preparativos para la realización del nuevo proyecto, que representaba largo viaje hasta Fundación, y mayores obstáculos por superar.

La Asamblea del departamento del Magdalena, acogiendo las recomendaciones especiales del señor gobernador del departamento don Nicolás Dávila, acababa de aprobar un proyecto de ordenanza sobre fomento de intercambio en automotores por los caminos de herraduras existentes; concretamente había asignado en su ordenanza una partida equivalente al valor del primer automóvil Ford modelo 1925, utilizado por el general Dangond para el recorrido entre San Juan del Cesar y Fundación.

El general Dangónd con la seguridad del éxito en su proyectado viaje en su automóvil, manejado por Leoncio Yoardo, a fines del mes de febrero de 1926 emprendió su recorrido, venciendo obstáculos innumerables, su aventura fue considerada irrealizable y temeraria, pero tenía a su favor la seguridad en sus preparativos y su fortaleza y convicción en sus favorables condiciones emprendió su segunda aventura.

La dificultad más grande en el camino real era sin duda, el ‘Alto de las Minas’ en el extremo sur-oriental de la Sierra Nevada de Santa Marta, todo estaba previsto: los obreros, bueyes, mulas, diferenciales, palancas, manilas, cables de acero y numerosas herramientas.

Iniciada la proeza para superar los obstáculos naturales que representaba la geografía de la Sierra Nevada, estos fueron cediendo lentamente con las cuarenta y ocho horas de trabajo, con tenacidad se logró llegar a la cima de esa estribación del camino real llamada Alto de Minas. Iniciado el descenso una seguridad de éxito y mayor optimismo embargó al general Dangond, a Leoncio y a todos aquellos intrépidos y decididos colaboradores. 

El telegrafista de “Las Pavas” comunicó al gobernador del departamento del Magdalena don Nicolás Dávila, la buena noticia del avance logrado por el general Dangond en su viaje con destino a Fundación.

El Gobernador que estaba esperando noticias de tan heroica hazaña inició su viaje para encontrarse con el general Dangond en Las Pavas.

En consideración a la urgencia viajaron en un ‘motor’ por vía férrea hasta Fundación, enseguida a lomo de mulas en dos largas jornadas de Fundación-Caracolicito-Las Pavas, el gobernador Nicolás Dávila y sus secretarios se encontraron con el general, quienes al llegar le manifestaron su complacencia por el éxito alcanzado.

El gobernador Dávila había aceptado complacido la invitación especial del general Dangond de acompañarlo en su automóvil hasta Fundación.

En Fundación los esperaba toda una población contagiada de regocijo y expectación, ilusionada con ver rodar por sus calles polvorientas, y llena de mariposas, ya no solo al tren, sino también al nuevo adelanto del hombre. Un comité de recepción había programado una fiesta que duró tres días, donde estuvo presente el Alcalde de Aracataca del que Fundación era corregimiento, el acto sobresaliente estuvo a cargo del gobernador del departamento, quien al disertar sobre la hazaña del general Dangond y lo que esto esto representaba para el progreso de la región, se comprometió adelantar gestiones administrativa para construir carreteras que pudieran comunicar al departamento del Magdalena.

Acto seguido el gobernador Nicolás Dávila, hizo entrega al general Dangond del cheque girado por la tesorería departamental por valor de setecientos cincuenta pesos, ($750) moneda corriente, como premio al que se hizo merecedor por su proeza en ser el primero en transitar por el camino real, en su automóvil Ford, desde San Juan del Cesar a Fundación, el premio otorgado fue equivalente al valor del automóvil.

El gobernador Nicolás Dávila autorizó al secretario de obras públicas del departamento, el doctor Espejo, quien estaba presente, el contratar cuatrocientos obreros que se encargarían, bajo su dirección, a mejorar el camino real entre Fundación y Valledupar. Gracias a estas adecuaciones en la vía, el coche del general Dangond, con él a su cabeza, en su viaje de retorno hasta Valledupar, se redujo el tiempo de recorrido de trece días a  solo ocho horas, se batió un récord insospechadamente.

Trece días de viaje fueron necesarios para recorrer con múltiples penalidades la distancia, entre San Juan del Cesar-Villanueva-Valledupar-Fundación.

Con los trabajos al camino real existente entre Fundación y Valledupar, ordenados por don Nicolás Dávila, se lograron velocidades que permitieron cubrir la distancia de 180 kilómetros en ocho horas, más no en sentido contrario a causa de una pendiente que exceda del 15% en el primer tramo de ascenso de ‘Alto de las Minas’.

En los viajes sucesivos hasta Fundación la alternativa puesta en práctica por el general Dangond era cursar telegramas de Villanueva a Los Venados a su compadre Lázaro Vélez —jefe de Resguardo de la Renta de Tabacos—, pidiéndole trasladarse con sus trabajadores a lomo de mula hasta la iniciación de la pendiente crítica de Alto de Minas a  determinada hora y día, los expertos y veteranos empujaban con fuerza y destreza el automóvil Ford modelo 1925, hasta que se lograba el ascenso y se cumplía la misión, considerada por no pocos como imposible, que permitía continuar el viaje hasta Fundación.

Este tramo de la vía por Alto de Minas existió por muchos años, hasta que se construyó la vía por Bosconia.


DESTINO DEL VEHÍCULO

El general Beltrán Dangond C. tuvo la fortuna de poder renovar su parque automotor, sustituyendo consecutivamente sus automóviles desde el primer Ford modelo 1925 hasta el adquirido en el año de 1962.

Al primer automóvil Ford modelo 1925 le correspondía un lugar significativo en un museo para el recuerdo de generaciones futuras, pero existiendo en 1936 un aljibe en el patio de la casa materna en Villanueva, su hijo Jorge tuvo la iniciativa de enterrar en ese lugar el automóvil.

Leoncio Yoardo, fue un chofer y mecánico excepcional, de grandes méritos por sus proezas, su lealtad, una sencillez que lo hizo merecedor de un gran aprecio, y por parte de la Asamblea del Departamento del Magdalena, en reconocimiento a sus servicios, le otorgaron una beca para estudiar aviación en los Estados Unidos, en el mes de abril de 1929 viajó a New York.

Por: Silvestre Dangond Daza
        Hijo del general Dangónd


Ford 1925 





6 comentarios:

  1. De verdad que meteresos carros por esos caminos era algo muy duro. Saludos desde Brasil

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  2. Felicitaciones por este artículo. Fundación tiene una historia muy rica, jugó un papel trascendental en la región

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  3. que bueno conocer mas hacerca de nuestro municipio tan olvidado Fundacion Magdalena por que se quedo tan atrasado

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  4. Es muy fácil inventar esas historias quien certifica esa fábula saludos

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  5. Viajé por esa vía desde 1945 a sta Marta con mis padres hay dos fotografías que me acompañan y en Valledupar otra donde estamos los tres, defendiendo la historia transmite la via para estudiar como alumno fundador del Liceo del Caribe desde 1951 a 1959

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  6. Transite correcion ing Jaime Socarras Maestre.

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